Si el capitalismo y el socialismo resultan pensamientos antagónicos, difícilmente el actual régimen gubernamental adopte las medidas económicas necesarias para corregir las finanzas del país. Lo ideológico pesará sobre lo económico y el gasto público seguirá en ascenso, generando aún más inflación.
Tal explicación fue hecha por el doctor en Ciencias Económicas y Finanzas, Aníbal Peña Javitt, para quien el Socialismo del siglo XXI, no soluciona la situación vigente. Por el contrario, genera un descenso en la estructura social (clase alta, media y baja), para así fortalecer la dependencia del pueblo hacia el Estado.
Si bien las finanzas de diversos gobiernos venezolanos han dependido de la renta petrolera (a excepción de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Marco Pérez Jiménez), las cifras de inflación han variado a partir del uso que se ha hecho del gasto público.
El gasto público tiene su teoría
Al disertar sobre la historia económica de Venezuela, Peña Javitt cuenta que a partir de la nacionalización de la industria petrolera, en 1976, se observó un aumento exponencial del dinero circulante, que hasta la fecha no ha compaginado con el crecimiento de la economía del país, lo cual generó un aumento del gasto público, en especial del gasto corriente.
Sobre este aspecto, explicó que la teoría del gasto público presenta una serie de principios, los cuales son imposibles de hilvanar en la actualidad, ya que por muchos años se ha utilizado el principio político por encima del económico, para la ejecución de los gastos.
A propósito de ejemplificar este punto, cuenta que si bien el principio de gasto económico establece que el gasto público debe ser inversamente proporcional a la capacidad económica del país, el actual gobierno mantiene en el Presupuesto Nacional una partida de gastos suntuarios, que por ser tal, y motivado al contexto económico actual, deberían ser omitidos de la cuenta.
En este sentido, refirió que el incremento del gasto público, con el objeto de ganar elecciones, como una decisión de carácter político, sólo ha perjudicado a la población al generar cada vez más inflación.
A esto sumó que el marco legal vigente, por la no separación de los poderes, tampoco permite ejecutar el gasto público como es debido, ya que las leyes en sí mismas son “contradictorias con la Constitución”.
Para dar detalle de esto comentó que según lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), no está permitido que el Banco Central de Venezuela (BCV) financie al Gobierno Nacional. Sin embargo, luego de la modificación de la ley del BCV, se permite hacerlo a través de la emisión del dinero inorgánico, el cual agudiza el índice inflacionario, por haber exceso de liquidez monetaria, sin justificación productiva alguna, hiperestimulando la demanda sobre la oferta.
Por tanto, el carácter legal estaría limitado, no sólo por decisiones políticas, sino también por el cambio legal.
Recordó que previo al gobierno de Hugo Chávez Frías, existía un poder contralor y fiscalizador que era representado por un integrante del partido opositor al del presidente de aquel entonces.
Sin Unidad del Tesoro
A juicio de Peña Javitt, otra normativa legal violentada en la actual gestión es la Unidad del Tesoro, la cual “establece que todos los ingresos de la República deben ir a un solo fondo. Pero esto se modificó y desde el momento en que se creó el Fonden, se maneja dinero fuera de tesorería, lo que podría señalarse como un presupuesto paralelo”.
En este orden de ideas, el economista explicó que el Fondo Nacional para el Desarrollo Nacional (Fonden), fue creado para gastos de inversión en educación y salud. Sin embargo, se ha hecho de este un uso incorrecto al emplearlo para proyectos internos en bolívares, los cuales no están incluidos en el Presupuesto de la Nación.
Aclaró que en el fondo y en la forma este no se equipara con el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM), que se creó en la época del presidente Rafael Caldera y llegó a reservar $ 7.000 millones.
En la actualidad sólo reposan en este $ 3.000 millones, que no atenderían a un país en crisis.
Indicó que en principio el FEM pudo ser visto como un problema, ya que, debido a su control, el Gobierno Nacional no tendría el acceso deseado.
No obstante, en opinión del doctor en Finanzas, bajo el escenario actual, hubiesen hecho el mismo manejo con ambos fondos, ya que en el presente no existe separación de los poderes.
La lógica del gasto público
El experto explicó que cuando en el país se genera un aumento simultáneo de la liquidez y la producción, la lógica económica indica que se reduce la inflación, la devaluación y las tasas de interés, lo que a su vez redunda en más producción, atracción de inversión, aumento del PIB y fuentes de empleo.
Pero, si el aumento de liquidez no es acompañado con un incremento de la producción, aumentará la inflación, lo que genera desconfianza en la economía.
Correcciones necesarias
A juicio de Peña Javitt, se debe dar un cambio de 180º a la economía venezolana, propia del Socialismo del Siglo XXI.
Esto comprendería disminuir el gasto público y reactivar la economía, lo que representaría prescindir de dádivas, excesivos gastos en viáticos y otros.
Asimismo, cree conveniente, realizar una unificación cambiaria, con la oferta suficiente de dólares que respondan a la demanda. Ayudaría a disminuir la corrupción entre los tipos de cambio; eliminar el efecto de los raspacupos, como proceso que promueve la liquidez monetaria y daría a los empresarios la oportunidad de planificar sus gastos sobre una estructura estable.
El cambio en el sistema también requiere la eliminación del control de precios, que asfixia el aparato productivo y con ello el subsidio, que termina sumándose al gasto público.
Generar confianza en los empresarios y la población, además de garantizar un Estado de derecho, serían otras de las decisiones necesarias en la rectificación de la economía.
El economista cree poco probable que estas medidas se tomen en conjunto y de manera rápida, ya que hacerlo sería reconocer la inviabilidad del modelo, por lo cualsostiene que lo ideológico ha estado por encima de lo económico.