El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, directamente ordenó que se mataran mujeres en el pueblo de Gwoza, en el noreste de Nigeria, según afirmó este viernes un hombre que fue forzado a unirse a las filas del grupo islamista.
Usman Ali dijo que presenció la matanza en el pueblo, considerada como el cuartel general de los militantes, desde que el escurridizo líder del grupo proclamara el año pasado que era parte de su califato.
Otro hombre de la localidad, Haruna Abubakar, también confirmó la masacre en ese pueblo del estado de Borno pero no pudo precisar cuántas mujeres habían sido abatidas.
También se ha especulado con que las 219 chicas que Boko Haram secuestró en Chibok el pasado abril podrían hallarse en Gwoza pero ambos dijeron que no había indicios de que estuvieran allí.
Las fuerzas armadas de Nigeria dijeron el viernes que las tropas habían recuperado Gwoza, el último éxito en la ofensiva regional en la que los vecinos Chad, Níger y Camerún están implicados.
Alí, un agricultor de 35 años, dijo que los rebeldes llegaron a su aldea, Kilekasa, a 55 kilómetros de Gwoza, el 13 de marzo.
En medio del convoy de todoterrenos, «Shekau conducía en un todoterreno Toyota negro», precisó.
A la mañana siguiente, todos los residentes de Kilekasa fueron reunidos y les dieron pistolas a los hombres en buena forma física.
«No teníamos elección», dijo a AFP, agregando que un hombre que intentó huir fue abatido frente a ellos.
«El domingo 15 de marzo, Shekau reunió a sus hombres incluyéndonos a nosotros, los nuevos reclutas […] Dijo que debíamos volver a Gwoza y matar a todas sus mujeres que habían dejado atrás», contó.
«Dijo que si ellos no las mataban, no se reunirían con ellas en el paraíso. Nos llevaron hasta Gwoza donde presenciamos la carnicería», continuó.
Alí dijo que regresó a Kileksa más tarde ese mismo día y que huyó al caer la noche hasta Yola, la capital del vecino estado de Adamawa.
«No sé cuál habrá sido el destino de la gente de la aldea. Cuando fumos a Gwoza no vimos ningún rastro de las chicas de Chibok. Deben haberlas llevado a otro lugar», apostilló.