Cinco meses con procedimientos paralizados y empleados en zozobra, así transcurrió el tiempo entre el anuncio de la fusión- eliminación del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (el 2 de septiembre de 2014) y el anuncio de la creación del nuevo Ministerio de Ecosocialismo y Agua, ocurrido este martes 25 de marzo de 2015.
La nueva decisión es considerada como una rectificación por parte del Ejecutivo Nacional tras las duras críticas que recibió luego del llamado “sacudón”, luego del cual el Minamb pasó a ser una suerte de viceministerio dentro del denominado Ministerio de Ecosocialismo Hábitat y Vivienda, que en los últimos meses enfocó todas sus acciones hacia el ámbito de la construcción de viviendas.
El especialista en Derecho Ambiental, Lucas Riestra, dijo vía telefónica a este rotativo que la medida es positiva para el sector y en cierta forma mantiene latentes los 40 años de historia ambiental forjados en el país gracias a ese despacho ministerial que si bien cambia de nombre, mantiene el estatus de ministerio.
A su juicio, el anuncio del presidente Nicolás Maduro, realizado durante su programa Contacto con Maduro, busca echar atrás “una decisión equivocada, duramente criticada por los especialistas y organizaciones vinculadas al ámbito ambiental, pues era un sinsentido eliminar 40 años de esa historia ambiental construida a partir de la creación del primer ministerio con competencia ambiental de América Latina”.
Los hechos indican que la presión ejercida desde el punto de vista nacional e internacional, por parte de organizaciones ambientalistas y expertos en la materia, surtieron efecto.
Sin embargo, el presidente Maduro aseguró que no será “el viejo Ministerio de Ambiente, de permisología (…). Es un nuevo ministerio que debe asumir la tarea del ecosocialismo, del desarrollo del concepto ecológico para salvar al planeta del cambio climático”.
Ante ello, Riestra señaló que el Ministerio de Ambiente que conoció hace más de 20 años realizaba una función que iba más allá del otorgamiento de permisos.
“Era un despacho que controlaba las actividades capaces de degradar el ambiente, verificaba el impacto ambiental de empresas públicas y privadas en el desarrollo de nuevos proyectos y obras, velaba por el estricto cumplimiento de la normativa ambiental. No solo daba permisos. Si el mandatario dice ahora que en los últimos 16 años el Minamb lo que hizo fue dar permisos, quiere decir que llevaban una política muy mala”.
Según el abogado queda corroborar si el nuevo ministerio mantendrá la misma organización que tenía antes de la fusión.
Sobre el cambio de nombre, expresó que el concepto de ecosocialismo que maneja el Gobierno no es moderno y tiende, por ejemplo, a coartar la participación de organizaciones no vinculadas al Estado y las libertades de la ciudadanía.
Presume que el interés por mantener el ministerio podría obedecer al interés de alcanzar el Objetivo del Milenio vinculado a esa materia, un pacto internacional que deben cumplir los países que lo suscribieron.
