Quizás han sido muchos los que han tratado el tema de la vida, quizás muchos la han narrado desde diferentes perspectivas, pero creo que existe una narración verdadera, y única sobre la misma y es aquella que deriva de tu propia experiencia sin generalizar y caer en la exclusión de las excepciones que van más allá de las conclusiones de nuestra sapiencia, de la misma ciencia.
Innumerables veces caminamos sobre rombos, evitando continuamente no caernos del mismo, logramos manipular el mismo y mantener nuestro equilibrio de diferentes formas y maneras, volcando sobre este vaivén nuestra energía, capacidades, fuerza motora, en fin nuestra inteligencia, haciéndonos creer nosotros mismos como niños que lo importante es no caer del rombo y si caemos nos consolamos en unas no muy alentadoras o productivas frases “lo que pasa es lo mejor puesto que adquirimos mayor experiencia para manejar el rombo posteriormente, pero ¿es acaso nuestro objetivo en la vida dominar el rombo? o por qué no más bien preguntarnos ¿por qué estar actuando según el vaivén del Rombo, y no acorde al vaivén de tu inteligencia y sabiduría interior? No sería acaso esta mas productiva y satisfactoria para tu vida? No existamos solamente vivamos con nuestra real esencia.
La vida es efectivamente un precioso don, un incalculable baluarte aun no descubierto en su totalidad por el hombre, donación de las manos de un creador que lo más probable, conocedor del amor pues en líneas generales gozamos y estamos adornados de un sinfín de cualidades, carismas, virtudes, etc. de una luz semejante seguramente a ese creador excelso y digno de Gloriar dada la majestuosidad de la creación con la cual adorno nuestra existencia.
Víctimas de nuestras circunstancias, actuamos como pobres ciegos cuyos ojos no nos alcanzan para contemplar las riquezas que llevamos por dentro, ciegos en manos de aquellos ojos que no nos alcanzan para medir la nada agotadora despilfarrada continuamente a lo largo de este camino llamado vida, en relación al desbordamiento edificante de nuestras propias sabias y creativas respuestas o derivada de nuestra propia existencia, entonces podríamos decir, estoy vivo fuera del alcance de ser un títere de las circunstancia, pienso, actuó, y selecciono, subir dominar o no al rombo, pero con el control y orden de mi mente creativa, mi fuente interior de información acertada que se orienta en pro de mi bienestar existencial y la de aquellos que me rodean; existo pero estoy viviendo no necesariamente en concordancia, de las inevitables asomadas cadenas, llamadas circunstancias.
Aprendamos a vivir pues, haciendo frente a las circunstancias pero haciendo uso de nuestra verdadera potencialidad interior, antecediendo de tal manera al dominio, la iluminación inequívoca que procede de nuestra propia esencia.
Existir es un regalo, Vivir la mayor de todas las gracias, especialmente cuando logramos conocernos y saber que somos capaces de hacer todo lo que por nuestra imaginación productiva pueda delinearse. Vivamos pues saboreando las magnificencias de la existencia misma, que de la mano de la divinidad nos fue otorgada.
Laico Comprometido