Si algo ha quedado claro durante estos 16 largos años (febrero de 1999 a febrero de 2015), es que los atajos no conducen a ninguna parte. Por el contrario, fortalecen y consolidan al régimen en sus pretensiones totalitarias, porque justifican el uso de la fuerza bruta para reprimir y disuadir supuestos movimientos insurgentes y “golpistas”. Los procesos históricos en las sociedades deben cumplir etapas y cerrar ciclos. En nuestro caso particular, el proceso decadente de la democracia venezolana, prostituido a extremos impensables durante la era chavista, todavía no ha terminado, porque aunque no se ha producido un cambio de régimen ni de modelo económico, nos encontramos en una etapa de transición, en la cual el ciudadano, persuadido de la crisis y sus consecuencias, se desplaza aceleradamente hacia tendencias electorales contrarias al partido de gobierno. En otras palabras, busca opciones y nuevos liderazgos capaces de despertar pasiones nuevamente para alimentar la fe popular traicionada por el difunto presidente y su grupo de militares depredadores del erario público…
La energía de ira acumulada durante todos estos años de frustración y aprendizaje nos obligan a repensar estrategias sobre la crudeza que nos muestra la escena. Enfocarnos en las elecciones parlamentarias es el único camino catalizador del proceso político que inexorablemente culminara, con la eyección por la vía democrática y electoral, de los factores de poder que han demostrado su profunda incapacidad, e inmoralidad para gobernar este país. Los números indican claramente, que no existe forma ni manera que el régimen gane las parlamentarias. Hemos entrado en una situación muy similar a la ocurrida en 1998, cuando el pueblo, cansado de vejámenes y engaños, salió a votar en contra de los viejos partidos del estatus.
Toda acción de defensa y protesta de calle tiene su momento. En otras palabras, no podemos suponer que nos van a robar las elecciones para no ir a votar. Debemos canalizar toda nuestra energía en organizar los centros de votación y la maquinaria electoral. Que no quede un solo centro en los sitios más apartado de la geografía nacional, que no esté cubierto por nuestros testigos de mesa. Toda nuestra energía canalizada hacia el gran desafío histórico del cambio definitivo. Marchas pacificas, volanteos motivacionales, casa por casa, tomas mediáticas de concientización. Todas nuestras acciones deben ser respetuosas y pacificas. No caigamos en la trampa de la violencia estimulada por un gobierno que se sabe perdido. Las tendencias electorales así lo indican. 80% de intención de voto hacia la oposición contra 20% de intención de voto hacia el chavismo. Estos números son irreversibles. Vamos con todo a las parlamentarias, y si nos roban, vamos con todo a cobrar ese triunfo. La paliza es inevitable…
Mis comentarios:
-La bancada del PSUV de la Cámara Municipal de Iribarren, dirigida por el señor Alejandro Natera, insiste en sabotear el presupuesto del 2015.
-A Natera y su bancada no le importan las necesidades de los humildes habitantes de los barrios de Iribarren. Sabotear el presupuesto es el objetivo…
-A los amigos chavistas de los barrios, los alertamos sobre este chantaje que conspira en contra de sus necesidades básicas…
Cada vez que me asaltan los malignos para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, quienes vacilan y caen… (Proverbios 27: 2).
