Hay quienes estiman que el “golpe militar de izquierda” que planeó la cúpula roja – y denunció Pépe Mujica – bajo el disfraz de “defenderse del golpismo” se parece más al fujimorazo, en alusión a cuando el entonces mandatario de Perú disolvió el congreso y comenzó a gobernar de facto. Aquel fue un golpe de Estado desde el Estado, desde el gobierno, desde el poder. Aunque por la brutalidad represiva, los carcelazos arbitrarios, el desconocimiento del voto popular al desaforar y encarcelar a varios alcaldes y diputados, la violencia contra la legítima protesta sea social o política, emparentan claramente a Maduro con Pinochet. Incluyendo el tenebroso asunto de “La Tumba” que hace recordar a Juan Vicente Gómez y a la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez. Su lema brutalmente represivo de hoy: “Con mano de hierro”, parece copiado de Stroesner, Videla, Galtieri, Pinochet o Somoza aunque también inspirado en el más longevo dictador de América: Fidel Castro quien, sin embargo, nunca usó esa expresión.
En realidad, como con su habitual agudeza lo advirtió días atrás el catedrático chileno, Fernando Mires, Maduro no tiene nada de Allende aunque trate de arroparse con su figura porque el gobierno electo democráticamente del médico chileno lo depuso un golpe militar mientras el de Maduro es un gobierno militar.
Desconocer e intentar ilegalizar a la sólida –hoy mayoritaria, según todas las encuestas– Unidad Democrática, agrupada en la MUD, con todas sus tendencias, es, de hecho, golpismo “desde el Estado”. Una brutal violación de la Constitución. ¿Para qué querrían tomar “un atajo golpista” los que llevan clara y muy ancha ventaja de cara a las parlamentarias? Hasta Interlaces de Shemel: “70% piensa que el país va mal y culpa al gobierno de Maduro”. ¡Fin de mundo! Lo dice esta encuestadora del gobierno. La encuesta Datánalisis indica que la valoración negativa del gobierno es de más del 80%. Y que la intención de votos por la Unidad Democrática ¡triplica! al Psuv y al gobierno. Que más de la mitad de los Psuvecos culpan a Maduro del desastre. Que el oficialismo apenas llega al 17% en intención de votos. Solo quien está perdiendo tan feo podría querer un caos y un golpe de Estado.
La noche aquella del plebiscito de 1.988, cuando el pueblo chileno derrotó con votos a la dictadura militar – luego de una campaña en condiciones injustas y no democráticas – Pinochet intento desconocer el resultado. Y buscó trucos. Después de repetir boletines chimbos donde ellos se auto daban ganadores, de pronto, los “carabineros” – especie de GNB – se retiraron de toda la zona céntrica de Santiago. Desaparecieron. Era, en los hechos, una invitación a manifestaciones de protesta de la oposición. Ellos luego lo pensaban convertir en disturbios. Y Pinochet en la Tv, con un discurso casi idéntico al que hoy usa Maduro y Diosdado, comenzó a “anunciar” algo que no estaba ocurriendo pero que él provocaba para que sucediera: “Grupos de encapuchados están creando episodios de violencia y desmanes”, decía. Pinochet esperaba el caos. Igual que aquí lo intenta provocar la dupla Madurocabellista con arbitrariedades como la de encarcelar a Ledezma para justificar desconoce las elecciones o sus el resultados. O para ilegalizar a casi toda la oposición democrática a fin de evitar la derrota en avalancha de votos que le va a dar el pueblo.
Es tan brutal y arbitrario el proceder del régimen que un aliado como el Podemos español y su dirigente Pablo Iglesias tuvo que rechazar, seguramente contra sus deseos, el encarcelamiento del alcalde caraqueño. ¡La “raya” es demasiado grande! Como para dejarse salpicar. Tan desatinado, ilegal y antidemocrático es lo que hacen con Ledezma y lo que anuncian contra la oposición en general que hasta Samper tuvo que cambiar el tono a un dentro de las formalidades diplomáticas. Tuvo que reaccionar y dejar a un lado las complacencias y complicidades. “Calma y cordura” pues, que se desesperen los que van perdiendo…
