Dícese de las parábolas que constituyen una narración literaria simple que encierra una enseñanza moral. El Génesis contiene la conocida referencia a la historia del faraón y su pesadilla en la cual las vacas gordas eran devoradas por las vacas flacas. Correspondió a José, hijo de Jacob y Raquel, interpretar el sueño bajo la simbología del advenimiento de siete períodos de abundancia y prosperidad seguidos de otros siete años de escasez y penuria para la población egipcia. La moraleja tradujo para la gestión gubernamental la idea de los ciclos económicos y un postulado clave para las políticas públicas en este sector: administrar la abundancia con criterio de escasez.
En el caso venezolano resalta con un énfasis inusual, a lo largo de su historia, la repetición de esos períodos, a manera de círculo vicioso, independientemente de las diversas causas que en cada coyuntura pudieron estar presentes. Pero la permanencia de los errores y la incapacidad para no repetirlos es una constante.
Todos los esfuerzos por acometer la modernización del país, desde mediados del siglo pasado, para ubicarnos en el período de reinstauración de la democracia, en medio de crisis económicas intermitentes y períodos de abundancia, confluyeron en pesadillas similares para cada gobernante. Inquietudes oníricas proporcionalmente atenuadas por los ingresos que deparaba la renta petrolera. El tratamiento institucional se prescribió en los denominados planes gubernamentales para acometer el desarrollo nacional.
Al iniciarse el siglo XXI, la tesis de la seguridad y la soberanía alimentaria encontró eco en el debate constituyente y se consagró, con indiscutible acierto, como muchos otros postulados, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Se creó la plataforma institucional mediante leyes, decretos y medidas tendentes a materializar los planes, proyectos y programas en tal sentido. El nuevo Ministerio de Agricultura y Tierras recibía el encargo presidencial de garantizar dicho derecho, de manera sustentable, hacia la disminución de las importaciones para ir sentando las bases del nuevo modelo de desarrollo humano integral, también establecido en la Carta Magna.
¿En qué momento se hizo el diagnóstico acerca de los resultados arrojados por los Planes Agrícolas? ¿A quién correspondía analizar las cifras relativas al comportamiento de la producción nacional frente a las importaciones, en medio del crecimiento de los precios petroleros? ¿Cuándo aparecieron los síntomas de alarma de desabastecimiento y la denominada guerra económica?
En noviembre de 2012, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el país, las importaciones de los rubros agrícolas animales y vegetales, ya habían aumentado 99,6% en el primer semestre de ese año. El incremento pasó de 1,26 millardos de dólares entre enero y junio a 2,3 millardos de dólares.
Entre los rubros con mayor índice de importación se encuentran leche en polvo, maíz amarillo, arroz, azúcar cruda, carne de res y ganado vivo, según el INE. Las cifras recientes del BCV, muestran el desabastecimiento generalizado que enfrentamos.
«Si vivimos económicamente en tiempos normales, estaremos preparados para los tiempos de penuria. Ser ahorrativos nos salva de la humillación. Las limitaciones acarrean trastornos, pero son efectivas. Son, de hecho, indispensables en la regulación de las condiciones del mundo”.
El texto anterior corresponde al “I Ching”, compendio milenario de sabiduría china. Posiblemente ignorado al momento de utilizar los recursos del Fondo Chino. Al igual que la conducta antiparabólica –en sentido del género literario aludido-, como rasgo característico de la cultura rentística venezolana.