Tú también seguramente eres uno de los que sabes que algo pasa allí afuera. Y como yo, ya debes haberte dado cuenta que el mundo en que vivimos se encuentra en un período crítico. La confusión reina, y el mal amenaza con apoderarse de todo. Por eso debes haber sentido algo extraño en los últimos tiempos.
Michael Ellner, un reconocido escritor, piensa que vivimos en el mundo al revés. Todo está así. Los doctores cubanos en nuestro país destruyen la salud, los jueces destruyen la justicia, el gobierno destruye la libertad, y los hampones destruyen policías.
Si alguna vez estuvimos en el fin de los tiempos, este es el momento. El sistema revolucionario que en trece años nos ha nutrido como humanidad, parece estar en una rápida decadencia y degradación moral, social, económica y política.
La delincuencia gana cada día mas espacio porque las leyes que tenemos son muy flexibles. De nada sirve que la policía haga su trabajo si al día siguiente liberan al o a los delincuentes porque su falta o delito no es grave, y más adelante matan a uno, dos o tres policías para robarle el armamento, y que pase el siguiente.
La situación delincuencial en el país cada día pasa de nivel de ascendencia, sin que el gobierno haya podido detener el alto índice canallesco que hay en el territorio nacional, ahora con la modalidad de disparar sin contemplaciones a los funcionarios policiales, quienes se ven desmejorados y sin protección por parte del Estado para desarrollar sus funciones.
No cuentan con las armas de fuego adecuadas para defenderse y proteger a los ciudadanos, no tienen unidades patrulleras en condiciones óptimas, la logística de uniformes, chalecos, balas y otros implementos de trabajo es escasa, y la seguridad jurídica que los ampara es inexistente.
Los delincuentes se sienten con derecho a dar muerte a los policías, porque la administración de justicia no funciona y el estandarte de los derechos humanos es su principal apoyo, aprovechando esta coyuntura para arremeter contra toda la sociedad, porque con estos hechos están enviando un mensaje a los ciudadanos, indicándoles de forma implícita que si ellos matan a los policías que están preparados para hacer cumplir la ley, entonces quienes mandan son las organizaciones delictuales.
El nivel de impunidad y corrupción es un elemento que está presente en estos hechos, la falta de aplicación de la sanción penal es una variable inmersa en este fenómeno como el de los abatidos por el crimen de los dos Poli Lara en un restaurant de Barquisimeto.
Bladimir Alexander Pérez Gómez había encontrado la manera de figurar ante la sociedad como una persona común y corriente. Falsificando una cédula de identidad, usurpó la de Miguel Enrique González, y se quitó de un solo plumazo su pasado delictivo, ese que lo llevó a estar en la cárcel de Uribana. Bladimir, conocido en los bajos fondos como “El Compinche” fue condenado por la jueza Wendy Carolina Azuaje a cumplir la pena de 15 años de prisión.
Meses después recibió puñaladas en la espalda, cara y mano izquierda en el centro de reclusión. Fue ingresado a la emergencia del hospital y tras un descuido se le escapó a los custodios. Fue recapturado por una comisión de la Guardia Nacional en la avenida Venezuela con avenida Vargas.
Aunque el sujeto debía salir de prisión en el año 2023, otro expediente indica que, la anterior condena quedó anulada y tras un nuevo juicio por admisión de hechos, fue condenado a 7 años y cuatro meses.
Sólo estuvo encerrado cuatro años. “Por trabajo y estudio” salió bajo beneficio a finales del año pasado, pese a que la Unidad Técnica de Apoyo al Sistema Penitenciario de Barquisimeto evaluó de manera desfavorable al recluso, por cuanto no contaba con capacidad autocrítica, además ausente reflexión en cuanto al daño moral causado. En vano quedó la evaluación de la trabajadora social, una psicóloga, una criminóloga y la consultora jurídica. Bladimir salió a la calle en libertad condicional.
La mayoría del resto de la banda también tenía amplio prontuario y alguna vez recibieron beneficios que los mantenían en libertad, por lo cual debe dársele una lectura adecuada a lo que acontece en nuestra sociedad.
Mientras los policías que cuidan al pueblo se están convirtiendo en el blanco de polígono de la delincuencia, y cuando nuestro país es señalado como uno de los más peligrosos del mundo, el aspirante a seguir en Miraflores sale con la mentira de que la tasa de homicidios del imperio es mayor que la nuestra.
Interpretando a Bolívar, con el anterior rostro, “Cada pueblo será libre a su modo y disfrutará de soberanía, según la voluntad de su conciencia”.
Hay que hacerle llegar esto al pueblo. Que oiga quien tiene oídos, “porque hay un camino”.
