Boris Nemtsov, un carismático ex viceprimer ministro convertido en dirigente opositor, fue asesinado a balazos en Moscú, apenas un día antes de una protesta contra el gobierno.
La muerte de Nemtsov, de 55 años, despertó la indignación de líderes opositores, que acusaron al Kremlin de crear una atmósfera de intolerancia por cualquier disidencia y describieron el incidente como un asesinato. Putin ofreció sus condolencias y dijo que el crimen era una provocación.
Nemtsov trabajaba en un informe para presentar pruebas que él creía demostraban la implicación directa de Rusia en la rebelión separatista que ha sumido el este de Ucrania en la violencia desde el pasado abril. Ucrania y Occidente acusan a Rusia de respaldar a los rebeldes con tropas y armas sofisticadas. Moscú niega las acusaciones.
Putin ordenó a los máximos mandos de las fuerzas de seguridad que supervisen personalmente las pesquisas sobre el crimen.
«Putin señaló que este cruel asesinato tiene todas las trazas de un asesinato por encargo y es extremadamente provocativo», dijo el portavoz presidencial Dmitry Peskov en declaraciones recogidas por las agencias rusas de noticias.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió al gobierno ruso que realice una investigación «pronta, imparcial y transparente» para llevar a los responsables ante la justicia.
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que Nemtsov había dedicado su vida a buscar una Rusia más democrática «y fuertes relaciones entre Rusia y sus vecinos y socios, incluyendo Estados Unidos».
Nemtsov era un severo detractor de Putin en tanto que censuraba la ineficiencia del gobierno, la corrupción sin freno y la política del Kremlin sobre Ucrania, que ha tensado los vínculos entre Rusia y Occidente a niveles no vistos desde la era de la Guerra Fría.
En una entrevista este mes con el periódico Sobesednik, Nemtsov dijo que su madre, de 86 años, tenía miedo de que Putin hiciera que lo mataran por sus actividades de oposición. Cuando se le preguntó si también él tenía ese temor, respondió: «Si tuviera miedo no habría dirigido un partido de oposición».
En declaraciones a la emisora de radio Ekho Moskvy apenas unas horas antes de su muerte, afirmó que «cuando el poder está concentrado en las manos de una persona y esa persona gobierna siempre, eso llevará a una catástrofe absoluta, absoluta».
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, describió a Nemtsov como un amigo personal y un «puente» entre ambos países. En su página de Facebook, dijo que espera que los asesinos sean castigados.
El Ministerio del Interior, que supervisa la policía rusa, dijo que Nemtsov recibió cuatro disparos por la espalda desde un vehículo en movimiento cuando cruzaba a pie un puente en las afueras del Kremlin poco después de la medianoche.
Mijail Kasyanov, un ex primer ministro que ahora también está en la oposición, dijo estar conmocionado.
«¡En el siglo XXI, un líder de la oposición es baleado descaradamente justo ante los muros del Kremlin!», dijo a la prensa mientras el cuerpo de Nemtsov, en una bolsa de plástico, era retirado de la calle en una noche fría y lluviosa, con las campanas del Kremlin sonando de fondo. «El país está cayendo en el abismo».
Las autoridades trasladaron la ruta de la manifestación del domingo a las afueras de la ciudad, pero Kasyanov dijo que los convocantes habían decidido celebrar una marcha en el centro de la capital en memoria de Nemtsov. Si las autoridades no autorizan ese acto, sin duda levantarán ampollas y podrían producirse disturbios.