El Deportivo Táchira evitó una derrota que lo dejaba muy mal parado y tomó impulso para encarar el resto de la fase de grupos de la Copa Libertadores, tras levantarse de las cenizas y arrancar un empate 1-1 ante Sporting Cristal al visitarlo en la segunda fecha de la llave 8.
El mediocampista César “Maestrico” González, haciendo honor a su apodo, cobró con maestría un tiro libre en los minutos finales para permitirle al club aurinegro rescatar un valioso punto y dejar vivas sus posibilidad de atrapar uno de los dos boletos para la siguiente instancia. “Maestrico” González fue clave con su gol, como también lo fue el portero Alan Liebeskind, responsable de tapar un penalti en tiempo añadido que decretaba la victoria del elenco peruano.
Táchira quedaba hundido en el foso del grupo, sin puntos y muy lejos de Racing (Argentina), con seis unidades, y Sporting Cristal, con cuatro. Pero tras el empate, dejó abierta la pelea por el segundo lugar, con el conjunto peruano adelante con dos unidades, seguido de Guaraní y Táchira con un punto. Fue, entonces, una remontada vital.
Este punto de oro logrado por la oncena de Daniel Farías se dio dentro de un partido en que pasó momentos malos y se salvó del 2-0 en infinidad de ocasiones. Sporting lucía muy superior en el primer tiempo, con asedio constante al arco venezolano, y opciones claras en repetidas ocasiones. En esos pasajes en que el “bombardeo” era incesante, surgió la figura de Liebeskind, de tarea notable, para tapar al menos tres pelotas que iban con destino a las redes y mantener a los suyos dentro del compromiso.
Lo mejor de Táchira llegó en el segundo tiempo, cuando comenzó a tener un poco más la pelota y equiparó fuerzas dentro del campo. Apareció un poco más “Maestrico” González y se asoció con un Gelmin Rivas que, aunque no anotó, hizo un buen partido, asignado a la tarea de salir del área, recibir y descargar. Pero cambió la cara cuando Ángel Osorio ingresó desde el banco de suplentes para reemplazar al lesionado Yohandry Orozco.
Osorio comenzó a explotar las bandas con su velocidad y desarticuló a una defensa que ya tenía referenciado a Orozco y al “Zurdo” Rojas. Tuvo más empuje e inquietó al Cristal, más allá de que el tanto del empate haya llegado en pelota parada y no en jugada elaborada. A tres minutos para el final, llegó el zarpazo del conjunto tachirense.
Una dudosa mano de un defensor peruano le dio a González la posibilidad de explotar la pelota quieta, una de sus especialidades, y el internacional vinotinto se lució con un tiro que rebasó apenas la barrera y se incrustó en el arco, a la mano derecha de un cuidapalos rival que solo atinó a mirar.
De estar casi noqueado, el Táchira pasó a estar con vida y con ánimos renovados. Pero faltaba emoción. Penalti en contra y Liebeskind, ante un disparo esquinado y potente, colocó sus manos para desviar la trayectoria.
Quedan todavía cuatro partidos, pero este resultado en Lima puede ser el que a la postre termine metiendo al Carrusel Aurinegro en la siguiente fase, siempre y cuando haga los deberes en los dos compromisos que le restan como local.