El control cambiario, vigente en Venezuela desde el año 2003, incide directamente en la calidad de vida de los venezolanos que se encuentran en el exterior por motivos de estudios y crecimiento profesional.
La consecuencia más inmediata es que, pese a que tienen recursos en bolívares para su manutención, no pueden cambiar directamente su dinero en la nación que se encuentran y deben someterse a los trámites administrativos previstos en el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), instancia que en los últimos meses no ha liquidado las divisas para la manutención y las becas según denuncias anónimas de los beneficiarios.
En los últimos meses la calidad de vida de estos venezolanos se ha deteriorado considerablemente, al punto de que muchos no tienen dinero y sobreviven gracias a la solidaridad de algunos compatriotas. Las historias más dramáticas se viven en España, según explica el señor Alberto Casillas, un español que durante 24 años vivió en Venezuela y hoy encabeza una iniciativa que busca brindarle ayuda a los estudiantes venezolanos, mediante donaciones de ropa de invierno, medicamentos y boletos para traslados en metro.
La periodista venezolana Erika Pardo, radicada en españa desde finales de 2014, realizó una entrevista a Casillas durante un operativo de recolección de donativos llevado a cabo frente al Consulado de Venezuela en Madrid, ubicado en la calle Apolonio Morales, cuyo contenido fue facilitado a EL IMPULSO para su publicación.
En la entrevista grabada el martes 24 de febrero de 2015, a las 10:15 de la mañana en Madrid, Casillas expone su agradecimiento a la solidaridad expresada por los venezolanos radicados en ese país y las penurias los venezolanos varados y sin divisas para su sustento.
“Es una iniciativa humilde que ha superado mis expectativas, es un pueblo volcándose a otro pueblo. Hoy una de señora caminó 50 kilómetros para traer un paquete de harina y una tonelada de amor.
Por eso, Venezuela es mi pueblo adoptivo de amor, donde crecí como hombre y formé una familia. Ese es el pueblo que yo recuerdo”.
Según la periodista Pardo, los afectados temen declarar debido a las advertencias hechas por los funcionarios del Consulado, quienes tienen sus nombres anotados en una lista y “recomiendan” evitar las entrevistas con los medios de comunicación.
“Los funcionarios les dicen que no tienen cómo regresarlos al país y uno de los afectados fue mandado a las asociaciones u organizaciones que ayudan a las personas que están en la calle en España”.
Hace poco, un grupo de estudiantes venezolanos organizados ofreció declaraciones públicas en las que negaron tener vinculación con el señor Casillas.
Sin embargo, el español maneja historias y registros de las personas a las que ha brindado ayuda y alimentado en su restaurante llamado El Rincón de Huertas 65, lugar al que pueden acudir los interesados en colaborar.
Datos extraoficiales estiman que en España se encuentran alrededor de 4.000 estudiantes venezolanos.
¿En qué situación se encuentran los estudiantes que usted ha conocido?
-Hay historia tan trágicas que sería largo enumerarlas, conozco a una muchacha se encuentra embarazada y dará a luz el 14 de marzo que no tiene recursos para pañales, leche, ni nada. Otra muchacha de 25 años, con su hijo de 2 años, solamente tenía 100 Euros que guardaba como oro en polvo por si se le presentara alguna emergencia con su niño, antes de conocer la iniciativa. Hay un matrimonio con dos hijos, de 10 y 8 años, que no tenía recursos para atender al pequeño que estaba enfermo. Hoy gracias a la ayuda de los mismos venezolanos estas personas tienen esperanza, alimentos y lo más importante, el amor de su pueblo”.
¿Cuál es su historia en Venezuela?
-Estuve allá durante 25 años y formé una familia preciosa, me casé con una maracucha encantadora y tuve dos hijos. Me siento más venezolano que español. Hoy quisiera que el bravo pueblo venezolano que conozco defienda la democracia que un día se perdió, deseo algún día poder volver a ver sonreír a ese pueblo que conocí hace 25 años y me enamoré”.
