Trágico. Una historia donde una de las que más sufre es la madre de una adolescente de 17 años, asesinada de un disparo en la boca desde la ventana de su habitación, luego de decirle a su novio que no quería seguir con la relación que habían iniciado dos meses atrás.
La escena. 11:30 p.m., Kelvin Junior Paredes Oviedo, de 20 años, se le acerca a la ventana del cuarto de la joven, le toca, ella se despierta y se asoma, conversaron por varios minutos. La adolescente susurraba para no despertar a su hermanito de 12 años, que dormía junto a la cama de ella, quien se convirtió en el principal testigo.
La conversa subió de tono hasta convertirse en una discusión por lo que Paredes Oviedo, sacó su pistola punto 45, ella le manifestó su deseo de no verlo más pero él se molestó, la apuntó y haló el gatillo.
Una detonación que despertó al resto de la familia. Mientras que su hermano, brincó de la cama y vio a la joven tirada en el piso, bañada de sangre. Corrió hasta la sala a llamar a sus padres y otros dos hermanos, quienes ya venían en carreras, al ver a la muchacha se percataron que no tenía signos vitales.
Drama. Los gritos de dolor y desesperación por parte de la madre, comenzaron a retumbar en la calle 3 del sector Manantial de Vida en La Piedad Norte de Cabudare. ¡Ay…. ay… mi hija,,, Dios mío! Decía la progenitora en medio del llanto, mientras las lágrimas de tristeza invadían su rostro.
Humberto Sánchez, narra que su corazón estaba partido, pues a sus 49 años de vida, no había pasado por una situación como esta. Tuvo que sacar fuerzas de donde no las tenía para comunicarse con las autoridades y dar parte de lo ocurrido. Avisar que la tercera de sus cuatros hijos había sido asesinada, fue una tarea muy difícil pero su fe en Dios, lo ayudó.
Descaro. “Kelvin entró y la agarró”, comentó Sánchez. Otra fuente reveló que el joven dijo que no quería hacerlo y que no tenía conocimiento que el arma estaba cargada.
A los minutos, la casa donde ocurrió el crimen y que además funge como culto evangélico, se empezó a llenar de gente, momento en el que hicieron acto de presencia los funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Lara, quienes tomaron las evidencias correspondientes y se llevaron el cadáver.
Justicia. La misma noche del domingo y madrugada de este lunes, la familia de Paredes Oviedo, quienes también son cristianos evangélicos, dieron pistas de donde podía estar escondido. Pues su hermana, junto a otra vecina, eran las mejores amigas, de la lamentable víctima.
Uniformados del Cuerpo de Policía del estado Lara, recibieron una llamada anónima que indicaba donde estaba el presunto homicida. Una comisión se fue hasta el sitio, en la carrera 4 del mismo sector Manantial de Vida, adyacente a El Tereque, visualizaron un rancho de zinc, al tocar la puerta, fue el mismo supuesto homicida quien abrió la puerta y no puso resistencia.
Otras tres personas que dormían, se despertaron, eran Luis Alberto Medina, de 19 años, Víctor Raúl Perdomo, de 21 años y Katherin Patricia Gil, de 20 años y quien tiene tres meses de embarazo. A ellos los detuvieron por incubridores.
Paredes Oviedo se entregó confeso, además dijo que el arma con la que había cometido el femicidio estaba debajo de un mueble, de donde los funcionarios la sacaron y la tomaron como evidencia.
Se lo habían advertido
El padre de la joven asesinada, se encontraba ayer afuera de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda (Hcamp) a la espera de la entrega del cadáver. Ahí recordó como su hija vivió los 17 años, “era muy juguetona, risueña, bochinchera… hasta inventora, pues decía que era como sus primas, morochas”.
Junto a él estaba su hermana Carmen Meléndez, tía de la víctima, rememoró algunos episodios vividos con la jovencita.
“La madre de ella le había dicho que ese joven estaba metido en el mundo de la delincuencia por lo que ella había tomado la decisión de no verlo más”.
Entre tanto, en su residencia, donde iban a velar los restos de la segunda mujer ultimada en el mes y la séptima del año, estaba un grupo de familiares y amigos, todos ellos, inundados en la tristeza y el dolor, por la pérdida de un ser querido.