Los brasileños utilizan una frase para burlarse de los pocos connacionales que carecen de habilidad para bailar durante la época de carnaval: Bailo samba como extranjero.
Pero hasta los extranjeros que visitan en Brasil para los festejos carnavalescos pueden aprender los movimientos básicos gracias a la pareja de baile Nete Vieira y su esposo Naldi. Reúnen a los «gringos» _como los brasileños llaman a personas de otra nacionalidad_ y les enseñan el rebote rítmico, el ondear de los brazos y la marcha que con suerte se convierte en un sensual movimiento de lado a lado. Quizás así se sientan menos intimidados y más animados a unirse a las fiestas que aglutinan las calles de Río de Janeiro durante los cinco días de fiesta antes del Miércoles de Ceniza.
«Se ven graciosos, sí», confesó Nete Vieira acerca de los estudiantes. «Pero lo que me gusta es el grado de interés y el esfuerzo que muestran, mucho más que los brasileños. Algunos lo logran al final de la clase».
Nete y Naldi Vieira reunieron a 10 principiantes de otras partes de América Latina y Europa en una sala de conferencias del Hotel Rio Othon Palace junto a la playa de Copacabana. Confundidos, observaban los pies de Nete contra el piso de madera moverse como si fuera cámara rápida a pesar de calzar sus tacones de plataforma y un tocado de plumas en la cabeza.
«Todo es cuestión de encontrar el tambor indicado a seguir», dijo Nete Vieira. «Es difícil entrar en el ritmo».
Una mujer española se deslizaba más al estilo de Ginger Rogers que de Carmen Miranda. Quizás no estaba lista para unirse a las «pasistas» del mundialmente conocido desfile del Sambódromo, pero se divertía al bailar.
«He estado practicando ayer y hoy y estoy disfrutando cada minuto», dijo Mariperta Martín, una turista de 74 años de Granada, España. Estaba en su segundo día de la clase llamada «Samba para Gringos».
A la mitad de la clase de 40 minutos, muchos de los estudiantes estaban empapados en sudor, incluyendo el actor uruguayo Roberto Birindelli que tiene un papel secundario en «Imperio», la actual novela brasileña de horario estelar.
«Escuché `Samba para Gringos’ y dije `esta es para mí’. Es un sueño que tengo desde hace muchos años», dijo el actor que ha vivido en Brasil desde 1978.
Más de una docena de turistas sólo se asomaban al salón sin atreverse a entrar y seguir los pasos acelerados del baile o reunir la energía para mantener el ritmo. Una pareja japonesa vestida para la playa con shorts y sombreros brevemente lo consideró, pero finalmente decidió alejarse y tomar el ascensor cercano.
Para la venezolana Janet Buriel, de 41 años, se trata de intentarlo incluso si uno no logra convertirse en un gran bailarín.
«Es la primera vez y es mucha la diferencia con la salsa», dijo Buriel. «Por lo menos haces mucho ejercicio».