En el Mercado Terepaima ubicado en la avenida Venezuela, con carrera 37 de Barquisimeto, los precios aumentan a diario y disminuyen las ventas.
Entre diciembre del 2014 y enero de este año, los costos han subido entre 30 y 40 bolívares, según comenta Honoria Torrealba, empleada de uno de los puestos de verduras, que trabaja desde las 6:00 a.m., hasta las 4:00 p.m. y dice que “no va tanta gente como antes”. Las verduras, vegetales y frutas de mayor demanda como la papa, zanahoria, cebolla, tomate, guayaba y parchita se ubican entre 90 y 100 bolívares el kilo.
Otros productos como el pimentón han disminuido su monto. “En diciembre lo vendíamos en 150 bolívares y en enero bajó a 80 el kilo”, comentó Jorge Sequera, dueño de uno de los establecimientos, quien asegura que se debe al aumento de la producción en este año. Sin embargo, el ají dulce conserva el mismo precio del año pasado: 160 bolívares el kilo.
Asimismo, manifestó que sus costos suben cada vez que aumenta el de los mayoristas que proveen los alimentos, ya que si compra una cesta de vegetales a un precio y al día siguiente se la venden más cara, debe aumentar para considerarlo rentable. Además, cada puesto del mercado tiene sus propios proveedores así que los montos pueden ser distintos en locales que se ubiquen al lado.
Por otro lado, los usuarios se quejan de los altos costos y a la vez entienden la situación de algunos verdureros. “La inflación es horrible; Dios provee”, manifestó Elena Gutiérrez al decir que ha tenido que dejar de adquirir algunos productos debido a que el dinero no le alcanza. Con ella coincidió Marilin Unda al decir: “No hay escasez sino precios muy elevados”.
Fran Venegas, ciudadano del sector que suele visitar el mercado con regularidad, comenta que el pollo que adquiría el año pasado en 150 bolívares, lo consigue ahora en 350. También se refirió a los operativos que realiza el Gobierno con productos a precios justos. “La comida es de buena calidad, pero no tengo tiempo para hacer colas, o trabajo o compro cosas para el hogar”, expresó al referirse a una cola de cuatro horas que hizo el miércoles pasado para adquirir carne y pollo.
Por su parte, el miedo se apodera de algunos vendedores, que deben aumentar los precios constantemente para mantenerse en el mercado y no quisieron dar cifras para evitar alguna inspección.