El Parlamento italiano eligió este sábado como nuevo presidente de la República al jurista Sergio Mattarella, un político íntegro, defensor de la legalidad.
Mattarella, de 73 años, elegido al término de la cuarta votación, cuando bastaba sólo la mayoría simple, obtuvo 665 votos, superando ampliamente los 505 necesarios, según el conteo oficial.
La victoria de Mattarella, juez de la Corte Constitucional, que inició su vida política hace 30 años en las filas de la otrora poderosa Democracia Cristiana, ministro de varios gobiernos, fue garantizada por el Partido Democrático (PD, izquierda), la primera fuerza política del país, que unió fuerzas e influencia para imponerlo como candidato.
La elección de nuevo presidente, fue recibida con un largo aplauso por parte de la mayoría de los 1009 «grandes electores»: 630 diputados, 315 senadores, 5 senadores vitalicios y 58 representantes de 20 regiones.
«Buen trabajo. !Mattarella presidente! !Viva Italia¡», escribió en un tuit Renzi, quien asistió a las votaciones desde una sala separada, ya que no es parlamentario.
Poco después de conocer el resultado, el nuevo presidente ofreció su primera declaración a la prensa.
«Mi primer pensamiento lo dedico a los compatriotas que sufren y nutren esperanzas», dijo.
El nuevo mandatario asumirá el cargo oficialmente el martes durante una ceremonia solemne en el Parlamento.
Mattarella, conocido por ser un católico practicante, íntegro y austero, recibió inmediatamente un telegrama de felicitaciones por parte del papa Francisco.
«Que pueda trabajar al servicio de la unidad y la concordia del país», le escribió el papa argentino, quien suele mantener una prudente distancia sobre los asuntos internos de la vida política italiana.
El doceavo presidente de la República fue elegido para un período de siete años y es la única persona con derecho a disolver el Parlamento y a convocar elecciones legislativas anticipadas, facultades que le concede el régimen parlamentario italiano.
La elección de un respetado jurista, experto constitucionalista, con un pasado intachable, que vivió en carne propia como siciliano los horrores de la mafia, es considerada una jugada política ejemplar del primer ministro Matteo Renzi, quien se confirma así como líder indiscutible del PD.
Mattarella, «el hombre de la legalidad» para Renzi
«Es el hombre de la legalidad, de la batalla contra la mafia», lo definió Renzi, al presentarlo hace cuatro días como único candidato de la izquierda.
Renzi, de 40 años, exalcalde Florencia, no sólo logró el respaldo de todo su partido sino también convenció a la izquierda radical así como a una buena parte de los moderados de centro-derecha, con los que negoció hasta la víspera, logrando aislar a Silvio Berlusconi, por 20 años protagonista de la política italiana, quien se oponía a la elección de Mattarella.
El declive del magnate y exprimer ministro Berlusconi resulta evidente, ya que las papeletas blancas, como ordenó votar a los parlamentarios de su partido, Fuerza Italia, fueron sólo 105, un número inclusive inferior al número de sus elegidos.
La ruptura entre Renzi y Berlusconi, quien ha respaldado en los últimos meses las reformas que el joven primer ministro propone, cambia completamente el panorama político y abre una nueva fase para Italia.
La jugada de Renzi, que la prensa elogió por su transparencia, suscitó la ira de Berlusconi, que se siente «traicionado», según confesó a sus allegados.
Entre los detractores del nuevo jefe de Estado figura también el Movimiento antisistema Cinco Estrellas, cuyo líder, el cómico Beppe Grillo, lo tildó de «hombre de los mil matices de gris».
«Mattarella es un hombre leal, correcto, sensible, conoce las instituciones y es imparcial», declaró satisfecho por su parte el presidente saliente, Giorgio Napolitano, de casi 90 años, quien renunció al cargo a mediados de enero por razones de edad y salud.
El sucesor de Napolitano, un político experimentado, católico y reservado, elegido en 2011 juez de la Corte Constitucional, es un antiguo adversario de Berlusconi.
A finales de los años 80 renunció al cargo de ministro para protestar contra la adopción de la ley que le concedía al magnate tres canales de televisión, un gesto que el mismo Renzi elogió al presentar su candidatura.
Se trata del primer siciliano que llega al legendario palacio del Quirinale, sede de la presidencia.