El béisbol es uno de los deportes de conjunto más impredecibles. Contar con la mejor nómina, los mejores dirigentes o el mejor cuerpo técnico no garantiza un título en ningún nivel, pero Caribes de Anzoátegui rompió ese paradigma y dominó de punta a punta el torneo 2014-2015 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.
Sencillamente ganó el mejor equipo del torneo. La divisa oriental presentó profundidad en la nómina desde la primera jornada, con experiencia, juventud, peloteros rendidores en el torneo local y una cuota de grandeligas importante que acompañó al equipo durante gran parte de la zafra.
Omar López debutó como estratega en la LVBP y el estreno no pudo ser mejor. Su equipo dominó la ronda regular de forma holgada y terminó con registro de 39 victorias (cifra tope de la organización) y 24 derrotas, con ventaja de tres juegos y medio sobre su más inmediato perseguidor.
El estratega respondió a la confianza de Caribes, se ganó el respeto de todos sus jugadores, generó un ambiente ideal en el clubhouse y dirigió al equipo con pulso quirúrgico.
El trabajo de la gerencia en los últimos años es de los más respetables. El alto mando de la divisa portocruzana, a cargo de Samuel Moscatel, no se durmió en los laureles durante la temporada muerta, a pesar de contar con uno de los planteles más sólidos de la liga.
La llegada de los hermanos Orlando y Oswaldo Arcia fue clave. El primero tuvo un arranque de temporada espectacular y, en su momento, fue considerado como uno de los candidatos para el premio al jugador más valioso.
Por su parte, el grandeliga de los Mellizos de Minnesota (Oswaldo), aportó poder y producción al medio de la alineación desde que se incorporó.
La escuadra con el mejor registro de la ronda regular realizó un draft de sustituciones perfecto, al fortalecer aún más la plantilla con jugadores del calibre de Félix Pérez -más valioso de la final-, César Valdez y Tiago de Silva, además de las adiciones de lujo para la final (Junior Guerra y Alfredo Aceves).
La base criolla de Caribes de Anzoátegui es una de las más temibles del circuito. El capitán, Niuman Romero, lidera una plantilla plagada de talento, con Balbino Fuenmayor como uno de los bateadores más productivos de la franquicia, junto a paleadores como Alexi Amarista, José Castillo, Oscar Salazar, Gorkys Hernández y Ehire Adrianza, además de los Arcia.
Fuenmayor se convirtió en la principal sorpresa para Caribes. Luego de pasar el 2014 en ligas independientes al ser descartado por su organización en Grandes Ligas (Azulejos de Toronto), el slugger mostró todo su poderío en Venezuela. Sus dantescas conexiones en el estadio Alfonso «Chico» Carrasquel dieron que hablar y pasó a formar parte indispensable en el esquema ofensivo de Omar López.
En el pitcheo sobresale la actuación de la dupla conformada por Daryl Thompson y José Alvarez, quienes encabezaron la rotación de pincipio a fin y mantuvieron el nivel en la postemporada.
Thompson tuvo una soberbia salida en el primer duelo de la final, además de un desempeño envidiable durante el resto del torneo, mientras el zurdo Álvarez obtuvo la distinción como Pitcher del Año en temporada regular.
Así mismo, el relevista Pedro Rodríguez completó un año de ensueño, al permitir solo tres anotaciones en las tres instancias de la zafra (regular, round robin y final). En total lanzó 45.2 innings, le cruzaron la registradora tres veces y retiró a 45 rivales por la vía del ponche.
En conclusión, una año redondo para la organización que finalizó con una merecida corona, la segunda en la historia. La labor de Caribes no termina con el trofeo y todo indica que el equipo está para ser protagonista por varios años e implantar una dinastía.
Alejandro Reyes
Foto: Cortesía Últimas Noticias