Es innegable el marcado estado de deterioro que exhibe la Plaza Bolívar de Cabudare, sitio de encuentro de vecinos y niños que a falta de espacios de recreación acuden a éste hoy sepultado en desidia.
El ornamento es inexistente por varias razones fundamentales: el nulo mantenimiento, el riego inexistente y la insensibilidad de algunos visitantes.
Así como mueren las plantas ornamentales, también algunos árboles que no cuentan con poda.
Otros árboles han sido condenados a la pena de muerte, observándose tala y corte de la corteza para secarlos.
Sucia y llena de hojas
“Los pasillos de la plaza están asquerosos”, señala con indignación Antonio Lanni, un italiano asiduo visitante del espacio.
Asegura que la plaza la acompaña el abandono y la desidia porque no se le realiza el constante mantenimiento pese a tener dos trabajadores asignados.
“Uno va a la plaza Bolívar de Yaritagua o a la de Barquisimeto, y da gusto sentarse a conversar y pasar un rato agradable. Aquí solo hay tristeza”, apuntó.
En lo concerniente a la iglesia matriz San Juan Bautista de Cabudare, enfatizó que siempre permanece cerrada y que no se pinta desde los primeros días de enero.
“Dónde está el cronista de Cabudare y de Palavecino, que no salen a defender este patrimonio. La iglesia, que es ícono de la ciudad, tiene severas fallas”, comentó
Un negocio redondo
Simón Gómez y Francisco Escalona manifestaron que es un buen negocio tener el contrato paras sembrar matas ornamentales en la Plaza Bolívar, “pues no reciben mantenimiento ni el cuidado necesario, entonces la contratista se ve obligada a reemplazar el ornamento cada trimestre”.
Las críticas a la Alcaldía son acentuadas porque permite que esta situación persista, puesto que “ni la estatua pedestre de Simón Bolívar la limpian. Está llena de estiércol de aves y decolorada, y ni se diga del pedestal, el cual está partido”.
Un poco de historia
Antiguamente fue conocida como plaza de la iglesia, más tarde Guzmán Blanco y luego Sucre.
Así lo apunta Julio Álvarez, viejo cronista de Cabudare.
Asegura que en el centro de esta plaza funcionó una fuente o pila de agua para conducir a ella las aguas de la quebrada Cabudare o La Mata.
Este fuente y su alumbrado fue construido por el gobernador Juan de Dios Ponte.
Las luminarias de tipo farol fueron sustituidas por bombillos eléctricos la noche del 21 de julio de 1929, al inaugurarse el alumbrado público en Cabudare.
Quedó esa noche en funcionamiento el nuevo alumbrado de la plaza Sucre de Cabudare con bombillos de diferentes colores en alegoría al pabellón nacional.
Posteriormente, en 1931, el Gobierno provincial colocó artísticos bancos de concreto armado y demuelen la pila de agua para instalar un busto del Padre de la Patria, en un pedestal de mármol blanco que se develó en acto solemne el 24 de julio, cambiando el nombre de la plaza por Bolívar.
En ambos actos inaugurales, don Héctor Rojas Meza, preclaro vecino de Cabudare, pronunció encendidos discursos.
Para 1963, el busto del Libertador fue cambiado del centro de la plaza al lado sur, instalándose en un nuevo pedestal de mármol negro, nueva instalación eléctrica subterránea y se fijaron bancos de madera y uno largo de cemento.
Las calles circundantes se pavimentaron de varios colores.
Durante la mañana del sábado 29 de agosto de 1981, luego del elocuente discurso del doctor Ramón Guillermo Aveledo, se inauguró la nueva estatua pedestre de Simón Bolívar, luego de 50 años de develarse el busto del Libertador.
Tropas revolucionarias
La historia registra que en esta plaza, el 1º y el 5 de septiembre de 1899, acamparon las tropas del caudillo Cipriano Castro durante la Revolución Restauradora.