Caminito que un día – Efemérides de luto y de bochorno (12)

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Reanudamos las notas sobre efemérides barquisimetanas que por sus características negativas, no forman parte del calendario heróico de la ciudad, con una referida a la llamada Revolución de las Reformas.

En septiembre de 1835 se declararon en rebeldía tres cantones de la provincia de Barquisimeto: Tocuyo, Carora y Quíbor, siendo Alcalde Ordinario de este último el entonces coronel Florencio Jimenes, cabecilla de la insurrección en la provincia.

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Este movimiento armado, en lo nacional estaba dirigido por el prócer de la independencia nacional, general Santiago Mariño y sus objetivos fueron acremente enjuiciados por Francisco Javier Yanez, hijo, en los siguientes términos:

“…los pretextos son, en unos partidos la integridad de Colombia, en otros las reformas; la verdadera causa en ambos, la ambición de empleos, el horror al trabajo, la comodidad de la holgazanería, alentados todos en caso de un mal resultado, por la esperanza de la impunidad” (Conservadores y Liberales. Los grandes temas políticos.  Caracas, 1983,, N°12, p.21)

Desde un principio, para el gobierno provincial fueron los hermanos Mármol y algunos otros pocos quienes agitaron la rebelión en esta provincia, así lo escribió el gobernador Elizondo al Secretario del Interior y Justicia: …”alentado con las invitaciones de los militares Antonio y José Mármol, Julio y Santiago Torrealba, Lorenzo Álvarez (a) El Rano y el Comandante Antonio Díaz, [Florencio Jimenes] trata de conmover el orden público y difundir en esta provincia el germen de la revolución…”

Ciertamente, Jimenes y un grupo numeroso de partidarios, desoyendo propuestas de negociación hechas por el gobierno provincial, atacan a Barquisimeto obligando al gobernador Elizondo a refugiarse en la casa-cuartel llamada El Campamento pero luego de varias escaramuzas sin consecuencias mayores, los rebeldes se retiran; Jimenes los desincorpora para que vuelvan a sus lugares nativos y él y otros se acogen a un decreto de amnistía promulgado por el jefe de las fuerzas gubernamentales, Francisco Chirinos, enviado a reprimir el movimiento.

Son apresados y no se les concede el beneficio de amnistía Santiago Torrealba, Antonio y José Mármol, Pedro Hurtado Anzoátegui, Juan Torrealba y Félix Linares. Se les sigue juicio por rebelión en un tribunal de Valencia, condenándolos a la pena capital, sentencia ejecutada el 28 de diciembre de 1835, en la antigua plaza de Altagracia no obstante haber sido suspendida dicha pena en una decisión que desafortunadamente llegó cuando ya se había cumplido la sentencia fatal.

Varios de los ejecutados este día de luto, en las efemérides barquisimetanas, habían participado activamente en las luchas por la independencia suramericana y es notable que mientras estos seguidores de la rebelión reformista fueron fusilados, su jefe, Florencio Jimenes, no sólo fue perdonado sino que años después fue gobernador de la provincia.
“Después del fusilamiento –escribió el escritor Juan Manuel Álamo- de los Mármol y demás, que fue entre 9 y 10 de la mañana, los cadáveres quedaron tendidos en el suelo, el Pbro Dr. J.M. Raldíriz, buscó unos chinchorros entre los vecinos y los llevó a enterrar; no encontrando hombres se valió de unas mujeres de mala vida, únicas personas que allí se hallaban, que condujeron en hombros los cadáveres al camposanto. Estas mujeres eran conocidas por los apodos: María la Lechuza, Juana la Taturo, la Mavirre y la Rompe Línea”.

¡28 de diciembre de 1835, fecha de luto!

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