Al margen del hecho político que involucra a este columnista por su exclusión de la filas del MAS, hay buenas noticias, esperanzadoras, se están asomando en el escenario político de los últimos días, tras unos cuatro meses de división que en la práctica anulaban a la Unidad Democrática como alternativa de gobierno y dejaban al país en un limbo, sin expectativas. Las reuniones de Henrique Capriles con María Corina Machado, el alcalde Ledezma, Voluntad Popular, Causa R. Los aportes de UNT, AP, AD, Copei y otros factores políticos reabrieron el camino de la Unidad, integrándose al relanzamiento de la MUD y a su estrategia de privilegiar la lucha social y el encuentro en la lucha activa con la base popular de trabajadores y comunidades.
Y estos encuentros y movilizaciones que impulsará la MUD para los próximos meses y el hecho de poner en el centro de todo, el drama social del desastre económico causado por la “revolución” tocan la tecla de la lucha social con el pueblo sin perder el norte estratégico de ganar por arrase las parlamentarias.
“La salida: No será mágica, no será heroica, no será trágica, será política”. Eso escribió días atrás Fernando Mires en su cuenta tuiter. La política con “P” mayúscula. La que ha servido a otras naciones, España, Chile, Polonia, Checoslovaquia, Suráfrica, con trascendentes procesos de cambio para salir con un país viable, con progreso, democracia y justicia social y no con un caos de inestabilidad, sangre, intolerancia y revanchismos como en parte sucedió en Libia, Egipto y otros luego que no lograron estabilidad.
Pero, para que se logre, requerimos de fuerzas políticas que fortalezcan la Unidad dentro de su variedad y diferencias. Y, he aquí, la razón de mi desencuentro con “el MAS de mis tormentos”, que decidió montar “tienda aparte” cuando el país democrático más nos reclama Unidad.
Cuando el poder totalitario, sea una criminal dictadura militar clásica como fue la de Pinochet, sean de corte comunista como eran las de Polonia y Checoslovaquia o los regímenes autoritarios-despóticos de estos tiempos tipo Fujimori y el Cabellomadurismo de aquí, se agotan en su propio fracaso, entran en crisis por el desastre económico, la inviabilidad del “modelo” o el excesivo costo de la insostenible dictadura, el cambio viene de una combinación de firme resistencia, lucha social y política, con Unidad de las fuerzas del cambio que garanticen una perspectiva de cambio sin “saltos al vacío”.
Así fue “la salida” en todos los casos arriba citados. Las dictaduras o regímenes de vocación totalitaria salieron con votos aunque normalmente no tenían elecciones y en todo caso no las había con normalidad democrática. Las crisis y la lucha los forzó a aceptarlas. No fue un “generoso regalo”. En varios casos intentaron desconocer los resultados: Pinochet, Fujimori. En todos trataron de “arreglarlas” con abuso de poder y ventajismo: Chile, Polonia. En todos los casos las fuerzas del cambio debieron librar intensas luchas y al mismo tiempo, en paralelo, lograron acuerdos de Unidad y estrategias democráticas que las mostraron como una alternativa de poder con capacidad de garantizar gobernabilidad. Caso contrario se habrían “suicidado” políticamente y sus pueblos habrían sufrido aún más largas dictaduras o regímenes militaristas-despóticos como el que padecemos aquí. La salida luce más clara hoy…