Las medidas anunciadas por el presidente de la República, Nicolás Maduro, no atacan la raíz del problema económico que está viviendo Venezuela, por el contrario, apuntan más, a resolver un problema del Gobierno, que a resolver los problemas de la gente, asegura Fedecámaras.
Estima que el ambiguo anuncio sobre un sistema cambiario de tres mercados, insiste en seguir regalando unos dólares que no tenemos a 6.30, sin embargo, el mercado a través de la bolsa de valores, en caso de ser bien implementado, reconocemos que puede abrir una ventana de oportunidad para legalizar las transacciones en divisas, exhortando a los ministros a informar sobre la materia.
Ratifica Fedecámaras que el problema económico es grave, tal y como lo hemos informado en nuestras diversas intervenciones públicas, y no se pueden seguir postergando las soluciones. Es urgente generar confianza. Un cambio de dirección no es sólo necesario, es urgente.
Reiteramos la necesidad de un cambio del modelo económico. Es urgente reactivar el aparato productivo a través de un diálogo franco y sincero. Sin embargo vemos como se sigue atacando a la empresa privada; ahora van contra los distribuidores y almacenadores. Satanizar a este importante eslabón de la cadena de distribución es un error que tendrá mayores consecuencias en el abastecimiento.
Rechazan un estado policía con estructuras de movilización política en el cual se restringen libertades económicas amparadas en la Constitución.
En cuanto al aumento salarial por decreto, que como lo anunció el presidente Nicolás Maduro, “en tiempo de revolución se han dado 28 incrementos salariales”; sólo constituyen un reconocimiento expreso al fracaso del gobierno en derrotar a la inflación. Para recuperar el verdadero valor del salario es imperativo medidas eficaces para controlar la inflación.
No se produjeron anuncios ante la enorme crisis fiscal que atraviesa el país y ni siquiera el reconocimiento explícito de la misma.
Para Fedecámaras la solución es impulsar la producción hecha en Venezuela, para ello se necesitan políticas macroeconómicas claras y compartidas y reglas justas que generen confianza.