Dos días tenían la familia del señor Ignazio Verde Breyen, de 52 años, sin saber nada de él. El señor quien residía en Colinas del Turbio, al este de la ciudad y trabajaba en una empresa familiar en la Zona Industrial III, salió a las 7:30 de la mañana de su casa, con la excusa de que iba a comprar el periódico y luego a trabajar.
A eso de las 8 de la mañana unos amigos se lo encontraron caminando por el distribuidor Jirahara, se detuvieron y le preguntaron para dónde iba e indicó que estaba accidentado, pero que ya habría llamado a su hermano para que lo auxiliara.
A las 9 de la mañana de ese mismo día, uno de sus cuñados se percató de que Ignazio no había llegado, extrañado porque era una persona muy puntual, llamó a los hermanos, quienes fueron hasta la casa y vieron el carro, verificando que él no se encontraba.
Se conoció que el señor Ignazio dejó una carta en la que decía que tenía muchas deudas en la empresa y no tenía cómo pagarlas. Sus familiares de inmediato comenzaron a buscarlo y al saber que lo habían visto por el Jirahara, estuvieron dos días recorriendo esa zona y no llegaron a ver nada, comentó un hermano de la víctima.
Lo ubicaron con una cámara
La mañana de ayer, uno de los amigos más cercanos de Ignazio, propietario de un dron (mini avión, con cámara), a las 7:30 de la mañana, envió el aparato y enfocó el rastreo hacia el Turbio, pues era la zona que faltaba por observar. Media hora sobrevoló el aparato. A las 8 de la mañana el amigo descargó el video en su hogar y al final de la grabación vio el cuerpo de Ignazio. Estaba en el cerro del Distribuidor Jirahara.
Fue un suicidio
Se manejaron hipótesis que alguna persona lo pudo haber asesinado, que lo tenían secuestrado, pero estas dudas fueron despejadas al llegar al lugar, sus propios seres queridos encontraron un arma de fuego, una pistola Glock, calibre 9 milímetros, para la cual Ignazio poseía porte.
El disparo lo tenía debajo de la mandíbula con salida en el cráneo.
Hasta ahora sus seres queridos no tienen explicación alguna, de por qué Ignazio tomó esa decisión, pues nunca comentó nada de sus problemas, ni mostró alguna actitud depresiva.