José Rujano, a cuatro kilómetros del remate inhaló el aire más espeso de la montaña tachirense y acto seguido lo hizo explotar en ataque certero al líder Juan Murillo para desbancarlo del liderato de la 50 edición de la Vuelta al Táchira con una diferencia a su favor de 30 segundos que deberá defender con mucho ímpetu en la fracción de cierre, un circuito de apenas 96 kilómetros en la ciudad de San Cristóbal.
El merideño, en cambio de táctica, esperó hasta la parte final para quedarse con lo mejor del pastel pedalero. Por delante estaban los hermanos capacheros Nelson y Jonathan Camargo, quienes en ese mismo orden facturaron la etapa a su favor con crono oficial de tres horas, 57 minutos y 27 segundos el primero y 33 segundos después el segundo, para Rujano ser tercero en medio de la algarabía de la gran cantidad de público que estuvo a lo largo de los 13 kilómetros finales de dura cuesta que lleva hasta Casa del Padre, un paraje andino enclavado en las fronteras de los municipios Andrés Bello, Lobatera y Guásimos.
La novena jornada estuvo matizada en una primera parte por caídas inesperadas, fugas colectivas que marcaron la mayor diferencia en el giro tachirense y un remate espectacular sobre terreno escarpado de alta factura y al estilo de las grandes competencias europeas con un Rujano en plan estelar y una corte de rivales que lo han exigido al máximo. Sin embargo, el oriundo de Santa Cruz de Mora ha podido sobreponerse a todas las situaciones y empieza a coleccionar títulos a su favor, porque ya tiene en sus manos el correspondiente al de la montaña, con la única condición de completar el recorrido.
Fuga más amplia
La novena jornada tuvo su porción de terreno llano en los kilómetros iniciales donde se lucieron ciclistas de la segunda página del boletín, con presencia especial de quienes disputan los premios intermedios: esprints y puntos.
En una primera fuga, el quiboreño Carlos Giménez logró entreverarse, con la mala suerte que cuando se había conformado un grupo de nueve ciclistas, al momento de emprender el retorno desde el desvío de San Joaquín de Navay, inexplicablemente rodaron para perder todo el esfuerzo.
Después vino otro grupo de vanguardia que alcanzó una ventaja de tres minutos, con lucimiento de José Piñero, quien se quedó con el primer esprint bonificable del día. Atrás el lote permitía cualquier tipo de acción pensando quizá en la montaña que restaba en la parte final. Los escapados, nueve, elevaron hasta casi siete minutos la ventaja a su favor para ser considerada la fuga con mayor diferencia de las fracciones disputadas hasta los momentos.
Al insinuarse los repechos hacia San Cristóbal, Fernando Briceño pegó un estirón para venirse en solitario, acción que mantuvo durante unos 80 kilómetros, en los que hizo suyos los restantes premios intermedios de la jornada y así acercarse al líder de la modalidad, José García.
La montaña divide
Superada la ciudad de San Cristóbal vino la trepada y en la misma pocos ciclistas en la vanguardia. Por lo extenso de la cuesta y el rigor de la misma, la incógnita estaba dada hasta dónde el líder Murillo podría aguantar los ataques de José Rujano.
Vino el ataque de los hermanos Nelson y Jonathan Camargo, quienes resolvieron la papeleta a su favor al ser uno-dos en la etapa, pero atrás, Rujano, infatigable en los ataques y en las condiciones, esperó el momento para darle la estocada a Murillo y tomar además 30 segundos a su favor, ventaja que debe saber manejar porque en la Vuelta del año 2009 fue víctima de una celada de los loteros, precisamente en la jornada de cierre. En aquella ocasión la diferencia a favor de Rujano superaba el minuto y ahora la cifra indicada (30 segundos).
La etapa final consiste en el tradicional circuito de las avenidas España y 19 de Abril en la ciudad de San Cristóbal con 96 kilómetros de extensión.
