El multitudinario recibimiento que la devota feligresía tributó este miércoles a la imagen de la Divina Pastora en la plaza Macario Yépez a Barquisimeto significó una nueva muestra de fe mariana del pueblo larense y de otros, cercanos y lejanos, que se le unieron.
El arribo de la procesión al sitio donde este año fue ubicada la tarima principal, en el estacionamiento de la iglesia Claret, se produjo a las 2 de la tarde, casi una hora más que en el 2014 cuando ocurrió a la 1 y 7 minutos de la tarde.
El sector resultaba insuficiente para la gran cantidad de personas que acudieron a recibir a la Patrona de los larenses.
“Somos varios integrantes de la familia Rodríguez Briceño que cada año, desde hace cuatro, venimos de Aragua y Miranda a Barquisimeto a rendir tributo a la imagen milagrosa”, dijo Iván Rodríguez, uno de ellos.
Y entre la gran cantidad de personas que caminaban hacia la Macario Yépez encontramos una viejecita sonriente, a pesar de su avanzada edad.
“Ya voy a cumplir 103 años y desde hace 34 acompaño a la Divina Pastora hasta la Catedral”, manifestó, con cierta dificultad, Ana Victoria Puerta, quien dijo residir en El Trompillo.
Uno de sus familiares acompañantes explicó que nadie puede hacerla desistir de su empeño, cada año, de participar en el recorrido, pese a su edad centenaria y a los males que le aquejen.
También encontramos a Hugo Rodríguez, residente de Pavia, quien hace el recorrido con una cruz al hombro en pago a una promesa que le hizo hace años a la Patrona de los larenses. “Yo estaba hospitalizado por la diabetes y ella, con el doctor José Gregorio Hernández, me curó, y todos los años camino desde Santa Rosa hasta la Catedral”.
Y algo que no puede faltar a pocos metros de la plaza Macario Yépez es el arco de la sucesión Amaro Flavia García, que, junto al de la Sociedad Divina Pastora, dan la bienvenida a la imagen.
“Esta es una herencia que nos dejó nuestro abuelo, Hipólito Amaro, quien hizo el primer arco en 1953, hace 62 años, por devoción a la Virgen, y nosotros, hijos, nietos y bisnietos la seguimos.
En el recorrido también encontramos niñas y adultas vestidas como pastoras o pastorcitas, algunas en pago a promesas y otras por la devoción hacia la imagen milagrosa.
Todas, junto a la multitud, a pesar de los candentes rayos solares, participaban en la gigantesca manifestación religiosa cuya llegada oficial a la ciudad está siempre en la plaza Macario Yépez.
En la tarima, donde la Orquesta Mavare, bajo la dirección del profesor Ángel Montesinos, musicaliza el acto, el arzobispo de Barquisimeto, Antonio López Castillo, pronunció las palabras de bienvenida, que estuvieron dedicadas este año a los sacerdotes, aunque reiteró su imploración para que se encuentren los medicamentos para la chikunguña.
“Te pedimos hoy nos ayudes a vencer, desde tu hijo Jesucristo, la chikunguña, que está haciendo sufrir demasiado a nuestra gente y a nuestro pueblo, que aparezcan las medicinas necesarias; pidamos también a la Divina Pastora nos ayude a encontrar caminos de unión, caminos de reconciliación para vencer las graves dificultades de nuestra amada patria Venezuela”, afirmó.
Dirigió un llamado al clero para que sean claros, entendibles en sus predicaciones.
“Esa Palabra debe tocar nuestra propia vida. Debemos también saber oír al pueblo, escuchar al pueblo, entender al pueblo, amar al pueblo, para descubrir lo que necesita”, afirmó.
Una vez concluidas sus palabras, a las 2 y 45 de la tarde, la procesión reanudó su recorrido.