A comienzos del pasado año, el 9 de enero, se cumplieron cien años de la fundación en Carora de la escuela Dr. Ezequiel Contreras.
Se trata de la coronación de un exitoso ciclo para una institución educativa donde se han formado millares de profesionales, no sólo de la ciudad sino también de localidades vecinas, incluso de estados lindantes, Falcón, por ejemplo.
Como se sabe, Carora ha sido centro de convergencia de diferentes manifestaciones humanas, de vieja data. Hasta donde sabemos, la Compañía Guipuzcoana era principal proveedora comercial de los caroreños, utilizando los caminos falconianos y por allí se metió la leyenda del Diablo de Carora.
Ahora bien, nos asalta una interrogante: ¿Qué factor prevaleció para que no se le diera notoriedad a la fecha? No se trata de un aniversario común. Hablamos de la culminación de un ciclo centenario y del comienzo de otro, que muy bien pudiera ser aprovechado para procurarle mejoras a la sede, si así se requiere. A nuestro entender, es grave esta omisión.
Las generaciones actuales disponen quizás de pocas referencias de los fundadores de la escuela Contreras y nos permitiremos mencionarlos: Dr. Ramón Pompilio Oropeza, Dr. Rafael Tobías Marquis, doctor Lucio Antonio Zubillaga y Pbro. Dr. Pedro Felipe Montes de Oca, notables todos, sobresalientes en su campo específico y preocupados todos por la apertura de la ciudad hacia la ciencia y la cultura. Fíjense que este paso histórico devino diez años después de la aparición del primer ejemplar de EL IMPULSO, casi hermano generacional de El Diario, de don José Herrera Oropeza.
Como quiera que a veces las políticas oficiales viven divorciadas de la realidad, a la escuela Contreras lo tocó rodar en la ciudad con algunas secciones. Comenzó como liceo privado para señoritas, más tarde pasó a ser Liceo Contreras y hasta 1921 el doctor Marquís fue su director. A él le sucedieron María Perera Alvarez, Olga Oropeza de Gallardo, hija del doctor Ramón Pompilio Oropeza, y Olga Castañeda. El Ministerio de Educación la elevó a escuela estadal y en 1958 a escuela nacional.
Ciertamente, la escuela con algunas de sus secciones rodó. Cumplimos parte de la primaria en un local de la calle Torres, cercano al Centro Lara, de allí pasamos a una vivienda de la calle Comercio, cercana a la policía, y culminamos en la casona donde se fundó EL IMPULSO. La administración del General Marcos Pérez Jiménez, con una inversión de 300 mil bolívares le construyó sede propia, que fue cedida al núcleo del Instituto Politécnico y ahora se ubica en zona diagonal a la plaza Riera Aguinagalde.
Dicho todo esto, sólo nos queda sugerir al Ministerio Popular para la Educación realizar la memoria de los preclaros fundadores de la escuela Dr. Ezequiel Contreras, a la propia institución y a esta celebración deben unirse todas las fuerzas vivas del municipio. Los caroreños no somos dados a rendir culto a la personalidad, pero figuras tan preclaras como las que nos ocupan, incluyendo el epónimo centenario, merecen un homenaje póstumo para que las nuevas generaciones enriquezcan sus conocimientos históricos y valoren con prestancia nuestro gentilicio.
Por añadidura, en un emocionante discurso pronunciado en el Centro Lara, haciendo una apología de la ciudad, el recordado médico Pablo Alvarez Yépez (Paúcho), se refirió al doctor Contreras y sugería rendirle un homenaje a su memoria. Todas sus palabras, afortunadamente, se encuentran recogidas e impresas en un opúsculo.
