De Berlín a Bangkok, decenas de miles de personas se pronunciaron contra el miedo y en defensa de la libertad de expresión al honrar la memoria de los muertos en un ataque en París.
Considerando el ataque al semanario Charlie Hebdo un asalto a la democracia, personas de todos los sectores —periodistas y policías, políticos y estudiantes— salieron a las calles en todo el mundo en una muestra de solidaridad silenciosa.
Muchos llevaban carteles con la leyenda «Je Suis Charlie» —Yo soy Charlie— un mensaje que se volvió viral en las redes sociales horas después del ataque del miércoles al semanario satírico que dejó 12 muertos.
El diario de mayor venta en Alemania, «Bild», llenó la mitad de su primera plana con el titular «Asesinos Cobardes» y toda su contratapa con «Je Suis Charlie» sobre fondo negro.
«Lo único que podemos hacer contra esto es vivir sin miedo», dijo el director Kai Diekmann en un editorial. «Nuestros colegas en París han pagado el precio máximo por la libertad. Nos inclinamos ante ellos».
Peter Neumann, especialista en seguridad del King’s College de Londres, dijo que el ataque atrajo tanta atención en las redes porque refleja un asalto a los valores, a diferencia de otros ataques recientes como el de un café en Sydney o frente al parlamento en Ottawa, que aparecieron como ataques a blancos locales.
Muchos dan un paso al frente en defensa de sus principios y ante la amenaza a sus derechos fundamentales.
«Se lo considera un ataque a los principios, no a un blanco determinado», dijo Neumann, director del Centro Internacional de Estudios sobre la Radicalización.
En Gran Bretaña, las fuerzas policiales observaron dos minutos de silencio a las 10.30 del jueves, 24 horas después del ataque, en memoria de las víctimas, entre las cuales había dos agentes policiales franceses.
«Cada uno, aparte de los que reciben llamadas de emergencia, salió para expresar su apoyo», dijo el jefe de policía de Durham, Mike Barton.
En Madrid, Londres, Bruselas y otras capitales europeas, así como en ciudades de Estados Unidos, hubo concentraciones de apoyo y vigilias a la luz de velas. En Atenas, una fila de personas alzó la leyenda en griego «No odio, no tengo miedo».
Desde Delhi, en la India, hasta Túnez, se produjeron actos menores.
En Túnez, donde nació uno de los caricaturistas muertos, Georges Wolinski, decenas de personas realizaron una vigilia a la luz de las velas frente a la residencia del embajador francés.
«Esta gente fue ejecutada a quemarropa solo por dibujar», dijo el periodista Marouen Achouri. «Estos dibujos no agradaban a todos y provocaban ira y polémica», pero eran nada más que dibujos».
En Praga, se pidió al público en el Teatro Nacional y otras salas que realizara un minuto de silencio antes de cada función. En Italia, gerentes y directores artísticos de teatros y orquestas de Milán, incluida La Scala, emitieron un comunicado en defensa de «todos los valores que son un logro de nuestra civilización».
Directores de diarios alrededor del mundo expresaron su apoyo mediante la reproducción de caricaturas subversivas o tapas del semanario, y decenas publicaron el titular «Somos Charlie Hebdo» en sus primeras planas.
El diario danés Jyllands-Posten, que ha recibido muchas amenazas de ataques por publicar caricaturas del profeta Mahoma en 2005, emitió una primera plana de fondo negro con un texto de que el mundo libre tiene la responsabilidad de proteger a la democracia del «frenesí religioso».
En España, el suburbio madrileño de Rivas Vaciamadrid anunció que pondrá a una calle, plaza o lugar público el nombre de «Charlie Hebdo» en honor de las víctimas y la libertad de expresión.
«Una sociedad sin sátira y crítica es una sociedad en estado vegetativo», dijo el alcalde Pedro del Cura.