Hombres enmascarados que irrumpieron el miércoles en las oficinas de un semanario satírico francés al grito de «Allahu akbar» (Dios es grande) mataron a 12 personas antes de huir, en el peor ataque terrorista en el país que se recuerde.
El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, dijo que las fuerzas de seguridad buscaban a tres hombres después del ataque al mediodía al semanario, cuyas caricaturas del profeta Mahoma han recibido frecuentes condenas de musulmanes. Doce personas murieron y ocho resultaron heridas, cuatro de ellas de extrema gravedad, según las autoridades.
El presidente Francois Hollande describió el ataque contra el semanario como un «atentado terrorista, sin duda» y dijo que «en las últimas semanas» se habían frustrado otros atentados.
En principio nadie se hizo responsable del ataque.
Vestidos de negro con capuchas, con fusiles automáticos y hablando en francés impecable, los atacantes obligaron a una caricaturista del semanario Charlie Hebdo —que estaba en la puerta con su hija pequeña— a abrir la puerta.
El personal estaba en una reunión editorial y los atacantes apuntaron directamente al director del diario, Stephane Charbonnier —conocido por su seudónimo Charb— a quien mataron junto con su guardaespaldas policial, dijo Christophe Crepin, portavoz del sindicato policial. Minutos después, dos hombres se dirigieron con tranquilidad a un auto negro que los esperaba abajo y le dispararon a un agente de policía. Uno de ellos le disparó a la cabeza cuando se retorcía en el suelo.
Diez periodistas y dos agentes murieron, dijo Crepin. Uno de ellos era el guardaespaldas de Charb y el otro llegó luego en bicicleta.
«¡Oigan! ¡Vengamos al profeta Mahoma! Matamos a Charlie Hebdo», gritó uno de los hombres, captado por un video desde un edificio cercano que fue transmitido por la televisión francesa. Otras imágenes mostraron a dos agresores vestidos de negro en un cruce de calles que parecían disparar en la acera. Entre los disparos se escuchó el grito de «Allahu akbar».
Los pistoleros abandonaron el auto en la Porte de Patin, en el norte de París, y huyeron, dijo la policía.
Corinne Rey, la caricaturista obligada a abrirles la puerta, dijo que los hombres hablaban francés bien y decían ser de al-Qaida. En entrevista con el diario l’Humanité dijo que el tiroteo duró unos cinco minutos.
Francia elevó su nivel de alerta al máximo y reforzó la seguridad en casas de oración, tiendas, oficinas de medios de comunicación y medios de transporte. Los más altos cargos del gobierno realizaban una reunión de emergencia. Hollande tenía programado hablar a la nación por la noche y las escuelas de la capital suspendieron las clases. Miles de personas se congregaron en la Plaza de la República, cerca de donde ocurrió el ataque, para honrar a las víctimas levantando bolígrafos en alto y sosteniendo carteles que decían «Je suis Charlie» (Yo soy Charlie).
Líderes mundiales —como el presidente estadounidense Barack Obama, quien ofreció ayuda para atrapar a los autores de la «horrenda matanza», la canciller alemana Angela Merkel, el presidente ruso Vladimir Putin y el primer ministro británico David Cameron— condenaron el ataque, mientras partidarios del grupo Estado Islámico lo festejaron como una merecida venganza contra Francia.
La milicia extremista Estado Islámico y al-Qaida han amenazado con atacar a Francia y minutos antes del ataque Charlie Hebdo había enviado por Twitter una caricatura satírica en la que el líder del grupo expresaba sus deseos de año nuevo.
Otra caricatura publicada esta semana bajo el título «Aún no hay ataques en Francia» mostraba a un miliciano que decía, «esperen un poco, tenemos hasta fines de enero para presentar nuestros deseos de Año Nuevo».
«Hoy es el día más negro de la historia de la prensa francesa», dijo Christophe DeLoire, de Reporteros sin Fronteras.
Luc Poignard, del sindicato policial SBP, dijo que los atacantes escaparon en dos vehículos. Un testigo del ataque, Benoit Bringer, dijo a la televisión iTele que vio a varios hombres encapuchados con armas automáticas en las oficinas del medio en el centro de París.
Testigos que no quisieron dar su nombre por razones de seguridad dijeron que los atacantes fueron tan metódicos que en un principio los confundieron con agentes antiterrorismo de Francia.
El vocero de Obama, Josh Earnest, dijo que las autoridades estadounidenses estaban en contacto con sus colegas francesas, y añadió: «Sabemos que no se dejarán acobardar por este acto terrible».
En las redes sociales hubo elogios al ataque por parte de seguidores de las milicias islámicas. Un usuario de Twitter que se identificó como un partidario tunecino de al-Qaida y el Estado Islámico dijo que el ataque fue una merecida venganza contra Francia.
Las oficinas de Charlie Hebdo fueron atacadas con bombas incendiarias en 2011 tras un número con una caricatura que parodiaba a Mahoma en su portada. Casi un año más tarde, el semanario volvió a incorporar publicar groseros dibujos sobre el profeta, cosechando denuncias en todo el mundo musulmán. El islam prohíbe publicar retratos de su fundador.
En 2013, la revista Inspire de la red terrorista al-Qaida amenazó específicamente a Charb e incluyó un artículo titulado «Francia el invasor imbécil».
Un tuitero de al-Qaida que se comunicó el miércoles con The Associated Press dijo que el grupo no se responsabilizaban del ataque, pero dijo que era «inspirador».
El ataque coincidió con la publicación de una nueva novela del célebre escritor francés Michel Houellebecq, que trata de la elección del primer presidente francés musulmán.
El presidente Hollande tenía planeado reunirse con las máximas autoridades religiosas del país.
Salman Rushdie, cuyos «Versos Satánicos» provocaron una sentencia de muerte por parte de las autoridades religiosas de Irán, dijo que todos deben apoyar a Charlie Hebdo para «defender el arte de la sátira, que siempre ha sido una fuerza libertadora contra la tiranía, la deshonestidad y la estupidez».
Mohammed Moussaoui, presidente de la Unión de Mezquitas de Francia, condenó el «acto detestable» y exhortó a los musulmanes y cristianos a «intensificar sus acciones para dar más fuerza a este diálogo, hacer un frente unido contra el extremismo».
En las redes sociales, muchas personas estaban usando el hashtag #JeSuisCharlie (Yo soy Charlie) para manifestar su apoyo a la libertad de prensa.