Cuando Jacqueline Lecce hizo su primera torta a los 14 años de edad, en Urachiche, Yaracuy, no se imaginó que cuatro
décadas más tarde tomaría ese oficio como un modo de sustento de vida, donde combina las responsabilidades como madre y expone el mayor amor y alegría especial al momento de mezclar los insumos para ofrecer sus ricos pasteles.
De una de sus maestras y de su tía abuela María Grimán, quien estuvo a cargo de la crianza de su mamá, sacó esa inclinación por la cocina, aunque antes de quedarse con la elaboración de tortas o pasteles, así como otras delicateses,
enfrentó diversas situaciones que le han permitido crecer como persona.
¿Cómo quedó esa primera torta?
“Creo que bien, porque tuve buenas maestras, pero recuerda que era apenas una niña. Mi madre yaracuyana se casó con un italiano de apellido Lecce, quien fue mecánico en la planta Promasa en Chivacoa y ellos estuvieron juntos 52 años, toda una vida, hasta que terminé aquí en Barquisimeto”.
La conocemos como Jackis Cake, así como está en las redes sociales. De tez blanca, esboza una amplia sonrisa cuando se conversa con ella.
Siempre está sonriente. Ahora, ¿qué hizo antes de definir su camino hacia la repostería? “Estudié administración bancaria y en el ‘88 trabajé a las órdenes de don Vicente Furiati, en la sede principal del Banco Capital, frente a la Plaza
Bolívar de Barquisimeto, y en el ‘89 me casé; de esa unión hay tres hijos. La mayor, Stefanie, es periodista, mientras que Antonio estudia ingeniería industrial en la Universidad Yacambú y Biggio cursa administración de empresas en la
Fermín Toro”.
Su primer intento
Después de tres hijos y varios años de matrimonio llegó el divorcio. Siempre es una situación dura para todos los involucrados, pero hay mujeres que muestran su temple de acero y Jackis así lo confirma: “Después de casada hice cursos para tejer, bordar y esto me llamó la atención porque en Urachiche había hecho cursos de manualidades en arcilla, curso de costurera. Hasta trabajé, en determinado momento, tres años, en una oficina de consultores para desarrollo”.
Su primer intento para montar una empresa pequeña lo hizo en el Centro Comercial París. “Recuerdo fue entre 2002 y 2003, cuando monté un negocio de diseño de tarjetas, pero tenía un centro de copiado, una pequeña oficina de servicios. Siempre he sido curiosa, muy curiosa, y en el 2008 desempolvé los libros, los cuadernos, donde tenía los apuntes sobre comida y elaboración de galletas”.
Buscó en varios sitios para tratar de hacer un curso de especialización en elaboración de tortas o pasteles. “Hice contacto con la Fundación Pedagógica Integral (Fundapi), vinculada al Pedagógico, en el Centro Comercial La Floresta, y allí estuve formándome durante 18 meses hasta presentar un proyecto final en octubre de 2013”.
Su inquietud la lleva siempre a estar atenta a lo que se presenta en las redes sociales. Es cuestión de tratar de estar al día, conocer lo nuevo para aplicarlo a sus obras. No es solamente lo que vio en las aulas de clases, sino la necesidad de codearse con personas de amplia trayectoria en ese mundo de la pastelería y la repostería.
“Mucho aprendí acerca de la decoración y el diseño de tortas, de Mariam Ribas y Dalila Cabrita. Ellas tienen experiencia adquirida en Caracas y Estados Unidos. Este es un mundo muy interesante, hay diversas técnicas”.
Lo asume como negocio
Ha acudido a diversos eventos, incluso internacionales, pero ¿cuándo lo asume como un negocio? “Desde el 2009 lo asumí como un oficio y en eso ando, cada día con el mejor esfuerzo, con el mayor amor posible, con la mayor alegría para que la sazón siempre esté ahí. Es la única manera de permanecer, de superar cualquier dificultad.
Trabajo en mi casa donde tengo todos los utensilios necesarios. En el año 2010 estuve en un evento denominado Expotorta, en el Hotel Lido, en el Centro Comercial Sambil”.
Su historia sigue así: “En el 2012 estuve en una Convención Internacional de Repostería en Reno, Nevada, a donde fuimos 34 venezolanos. Esa es una especie de ligas mayores en materia de repostería y es mucho lo que se aprende”.
¿Cuáles son las diferencias entre lo que se hace acá y fuera del país?
“Hay muchas diferencias difíciles de hablar de cada una, pero en mi caso he decidido utilizar materias primas de primera calidad, pese a las enormes dificultades actuales para conseguir esos insumos. Incluso hasta he viajado a Caracas, de un día para otro, cuando una amiga me avisa que ha llegado determinado material, con el riesgo que
ello implica, porque es ir y venir, si es posible, el mismo día”.
Lo señalado por Jackis es la consecuencia de las políticas erradas que afectan al país en materia de escasez de alimentos, de esos insumos que emplean para la elaboración de los pasteles: grasa vegetal, margarina o mantequilla, harinas de varios tipos, azúcares variados, tintes vegetales, entre otros.
Aguantar la pela
Su caso no es único. Es lo que han padecido en los últimos años quienes se han osado a iniciar un negocio propio, ingresar al mundo del microempresariado.
“Hay que tener perseverancia, constancia, querer hacer las cosas porque es la única manera de aguantar la pela. No me quedaré con lo que tengo actualmente. Buscaré una certificación inglesa en Puerto Ordaz. Serán dos semanas
con la presencia de la profesora Nelly Pereira, quien está certificada y en junio estimo ir a Chicago para buscar una certificación en la Escuela Wilton, una de las más reconocidas en materia de repostería y pastelería”, relata con mucha
emoción. Es lo que desea.
Destaca. “La precisión es una de las claves, además de la materia prima de primera calidad. Otro detalle, la dedicación absoluta hacia lo que se quiere hacer. Debes entregar un producto que resulte agradable al paladar de quien
deguste uno de tus productos, esa es la mejor publicidad para crecer”.
Jackis nos aseguró que su página web está en construcción, aunque si usted la busca en internet, coloque Jackis Cake y allí aparece. “Las redes sociales hoy son grandes aliadas de quienes trabajamos en este fabuloso mundo de la repostería. Nos mantenemos en contacto con otros colegas no sólo para indicarnos dónde están los insumos, sino alguna duda al momento de la elaboración de un producto. En Facebook está una amplia información para que establezcan
contacto conmigo y estoy en condiciones de dictar cursos, para quienes se muestren interesados”.
Bodas, bautizos, cumpleaños o cualquier otro motivo que amerite la degustación de un rico pastel o torta, tienen en Jackis Cake su posible surtidora. Con su dedicación, con su firme decisión para hacer las cosas, esta madre de tres
hijos sabe cómo se aguanta la pela en esta Venezuela llena de retos, de incertidumbre y más para quienes desean incursionar en el mundo del microempresariado.
Aunque se siente capacitada para enseñar, ella desea ahondar en sus conocimientos y lo buscará tanto en territorio nacional como internacional.
Una dulce sonrisa de Jackis nos despide.