La Hamburguesería
Eso de que te entreguen el pan con la carne bien cocida para agregarle los aliños a tu gusto en un selfservice (sírvase usted mismo) rompió los moldes en la venta de hamburguesas en Barquisimeto, una idea desarrollada por dos primos y un tío, aunque son profesionales en otras ramas.
La idea vino de Gustavo Alvarado, arquitecto egresado de la UCV; de su primo Javier Alvarado, licenciado en Administración de Comercio Exterior y el tío Hernán Alvarado, licenciado en Relaciones Industriales, a quienes el gusanillo de querer tener algo propio los llevó a fundar La Hamburguesería, una en Ciudad Llanero, en la avenida Lara, y la sucursal, en el Centro Comercial Los Cardones.
Se trata de un espacio novedoso. Ha llamado la atención de los clientes que se han multiplicado, desde diciembre de 2012, cuando abrieron sus puertas, coincidiendo con la inauguración de Ciudad Llanero, donde antes funcionó por muchos años un restaurante del mismo nombre.
Primeras inquietudes
Los Alvarado están vinculados a la vecina Yaritagua, donde Gustavo manejó un pequeño restaurante con un hermano y un tío, donde vendían comida rápida y almuerzo. Esa fue una experiencia positiva en la casa materna
cuando transcurría el año 2005.
Gustavo explica: “Esa fue una buena experiencia porque se aprende a tratar con el público. Luego monté un cyber con comida y a través de un tío hice un contacto con representantes del matadero (Minco, ubicado en Veragacha) para comprarles insumos; y me atreví a montar una venta de comida rápida en el Top Festival escenificado en el estadio de fútbol de La Campiña”.
Ya estaba estudiando en el núcleo de la Escuela de Arquitectura en Barquisimeto, pero se las ingenió para hacer todo, sin perder detalles, ganar dinero y estudiar. “Sí se puede cuando quieres hacer las cosas. Me propuse montar una hamburguesería una vez terminada mi carrera universitaria, diseñarla yo mismo como arquitecto y aquí está”.
Javier, por su parte, estaba estudiando fuera del país, mientras su tío Hernán ya había trabajado para varias empresas,
luego aprovechó su amplia experiencia para dictar clases de Relaciones Industriales en varias universidades.
Al hablar acerca de los sobrinos, Hernán recalca: “Estos son muchachos que crecieron con base en la enseñanza de importantes valores, por eso se han dedicado a estudiar, a prepararse, pero ahora están apostando al país para,
con calidad, ofrecer un producto que luce atractivo para los clientes. Es algo más citadino”.
Abundancia ante la escasez
En Estados Unidos es común encontrarse con carritos donde venden perros calientes y hamburguesas. El expendedor entrega el pan con la salchicha o la carne y da la libertad de aderezarlos con lo que más te guste. Para ello tienen un dispensador con todas las salsas, cebolla, tomate y otros aditamentos.
-¿Cómo hacerlo acá cuando estamos en una época en que escasean los productos, cuyos precios además están muy elevados, precisamente, porque resultan difíciles de encontrar?
-En La Hamburguesería estamos creando un efecto de abundancia ante la escasez. Es una invitación al cliente como para decirle: “Anda, échale lo que tú quieras, lo que no se consigue en los abastos”, dice Hernán.
Javier agrega: “Precisamente hacemos algo diferente frente a una crisis. Hemos llegado al cliente, como para que nos recomienden ante amigos y familiares, porque hemos cambiado las experiencias en materia de comida rápida,
con una buena atención y productos de calidad”.
Gustavo tercia en la conversación: “La carne que usamos es king beef de res y porcina que le compramos al matadero industrial. Ellos tienen una línea interesante de insumos para comida rápida. También ofrecemos la carne de cordero, pollo y una vegetariana. Hay variedad”.
El concepto de expendio de comida rápida, basada en hamburguesas, de la manera en que la desarrollan los Alvarado en La Hamburguesería, ha servido de inspiración para otras personas quienes han abierto negocios similares en otras ciudades.
Generan empleo
La cosa no es simplemente vender hamburguesas. Javier explica: “Estuvimos casi un año preparándonos para esto, hasta que arrancamos en el 2012; pero hemos aprendido algo de organización de empresa, y en eso mi tío Hernán ha sido determinante. Hoy tenemos cerca de 45 empleados en las dos sedes y se trata de personas entre los 18 y los 23 años de edad, muchos estudiantes, y lo hacemos con ellos porque se pueden moldear a lo que queremos, además que nosotros también fuimos estudiantes y conocemos las bondades de tener también un empleo para ganar algo de dinero”.
Los muchachos llegan sin experiencia y, comenta Hernán: “Como son personas jóvenes y estudiantes, tienen una buena capacidad para asimilar la formación que se les brinda para el proceso de elaboración de las hamburguesas, aprenden por estaciones bajo la orientación de los coordinadores que tenemos, personas con conocimiento suficiente en la materia”.
Gustavo no se queda atrás y amplía: “Es un trabajo fuerte, dinámico, hay que prestar mucha atención a la cocina, las carnes deben quedar en su punto exacto, no quemadas, no secas, porque allí está una de las claves, carnes jugosas pero no crudas, no pasadas de fuego”.
Aligerar los procesos
Definitivamente los Alvarado han decidido apostar al país, a pesar de la situación que se vive, de manera especial, en lo económico.
Sin embargo, estiman ellos, hay personas que están decididas a emprender.
Por ejemplo Hernán, el de mayor experiencia en varias empresas importantes en Lara, tiene una opinión muy clara: “El proceso administrativo para emprender una empresa es engorroso en Venezuela. Los trámites deben pasar por muchos
pasos que son producto de la burocracia.
Eso retarda los trámites de documentos como permisos, inspecciones; hay que aprender a tener
paciencia”.
A diferencia de otros países donde en pocos meses se puede constituir una empresa, en Venezuela estos procesos pueden tardar hasta dos o más años. Las inspecciones sanitarias son lentas y un permiso expira en 30 días, lapso
que se lleva tramitar una inspección de seguridad, que la hacen los Bomberos. Mientras te expiden una la otra vence, hay que renovarla y en ese intento se vence la otra y por cada inspección hay que pagar impuestos.
Gustavo considera: “Es indispensable la simplificación de los procesos para constituir una empresa, no importa su tamaño. Hay que acabar con la incertidumbre porque todo cambia a diario, no importa si, como en nuestro caso,
todos nuestros insumos son locales. Consumimos lo nuestro”.
Cuando se trata de negocios en los que hay manipulación de alimentos las inspecciones de las autoridades sanitarias deben ser muy estrictas y ellos coinciden en que debe ser así. Las normas están allí para cumplirlas. Hay que tener claridad en el hecho de que se está procesando y vendiendo comida para consumo humano y su trato debe ser cuidadoso, sanitario.
Además de apostar al país, a la ciudad, están convencidos de que el buen trato es primordial para ganarse al cliente y en ello insisten con su personal en el proceso de adiestramiento. “Las personas se han acostumbrado al maltrato, nosotros cambiamos ese concepto y al buen trato lo hemos aderezado con una hamburguesa de calidad, fuera de lo común”.
De la publicidad a la repostería infantil
Hay que tener valor y decisión para renunciar a un empleo, más con la situación presente en el país en los últimos años, siempre y cuando se tenga la certeza de que la labor a realizar a futuro va a llenar las expectativas que se tienen, tanto en lo económico como en materia de sosiego.
Alibeth Martínez, divorciada, madre de dos hijos adultos, TSU en Publicidad, después de muchos
años de trabajo en su área decidió terminar con eso de cumplir horario y se arriesgó a trabajar desde
su casa.
El ensayo le ha funcionado. En las redes sociales cuando se topen con Cookiss, allí está Alibeth, capaz de elaborar, con muchísima paciencia, todos los insumos temáticos para cumpleaños infantiles, bautizos “mejor dicho, todo lo que se trate de eventos, porque además de las tortas, elaboro dulcería y postres creativos y, si me piden comida salada, también atiendo ese pedido”, cuenta.
El día de la entrevista la encontramos, con santa paciencia, elaborando a PeppaPig, un personaje muy seguido por los niños. “Es para un cumpleaños, pero la mamá me solicitó todo lo que van a consumir los niños que sea de PeppaPig”.
Ella estaba coloreando la figurita.
– ¿Se come sin problema alguno?
-Sí, porque se trata de colores naturales, no dañinos para la salud. Es material higiénico, porque hay que tener mucho cuidado en la manipulación, ya que lo consumen los niños.Esa concentración de horas es devorada por los muchachos en minutos, pero así es el negocio.
Querer hacer las cosas
Sus hijos, hembra y varón, andan en el mundo universitario, por lo que a ella le queda tiempo
suficiente para atender su negocio.
“El mayor trabajo lo tengo en la dulcería. Hice una inversión importante para tener mis
utensilios a la mano, porque siempre me llamó la atención eso de hacer dulces, tortas, postres, aunque al final terminé estudiando publicidad, área a la cual le dediqué seis
años”, indica Alibeth.
-¿Pudo más el gusanillo de la cocina?
-Definitivamente sí. Aunque hago tortas, quiero hacer un curso de chef repostero y uno de floristería natural, quiero esa especialización.
Y mira, deseo hacer muchas cosas y aquí en el frente de mi casa montar algo parecido a una
miniboutique. Aspiro, a futuro, verme convertida en dueña de un café a donde la gente pueda ir a sentarse y leer un libro y que puedan degustar un postre o mi dulcería. Sé que me falta mucho, pero haré el empeño, todo está en querer hacer las cosas”.
Contagia con su entusiasmo. Habla, pero no pierde detalle de lo que está elaborando en PeppaPig.
Tintes naturales de distintos colores pasan por sus hábiles manos, hasta que logra brindar a las figuritas el color deseado.
Complacer al cliente
Esos seis años de trabajo en publicidad tienen una influencia importante ahora para Alibeth. “En publicidad hay que manejarse bien con el cliente; es su producto el que quiere publicitar.
Allí aprendí mucho, de manera especial, a manejar el trato con el cliente, porque al cliente hay que complacerlo, hacerle sugerencias porque uno tiene las ideas y eso me ha ayudado en lo que estoy haciendo ahora. Te aseguro que en esto me está rindiendo más en lo económico, soy mi propia jefa.
En la mañana bien temprano atiendo lo de mis hijos y el resto del día para este trabajo que tiene mucha parte manual, creatividad, y eso me ha ayudado a manejar, además, mi tiempo diario”.
Antes hizo cursos de gerencia, útil ahora para su negocio. Además le ha permitido
una mejor administración del tiempo diario.
-¿Cómo hace con los insumos en estos momentos de escasez?
-Hay que salir a patear la calle. Tuve que aprender a moverme en la calle, porque antes todos los insumos se podían conseguir en un mismo local; ahora hay que ir a varios, aparte de que los insumos para repostería son costosos, porque la mayoría son importados.
Mercado competititvo
Hay otra situación a la cual Alibeth le saca provecho: por un lado estar en las redes sociales y
por la otra en el dominio de varios programas en la computadora. “Claro, hoy se debe aprovechar, con buen uso, las redes sociales. Este diciembre pasado tuve otra experiencia positiva cuando una empresa de la Zona Industrial me
solicitó envases para regalos corporativos, los cuales puedo hacer de cartulina o de chapitas de madera. Las cajitas las forro con motivos y colores navideños.
Tengo la facilidad para manejar varios programas y hacer los diseños, porque en publicidad se debe diseñar para buscar
la aprobación del cliente”.
-¿Qué tipo de papel utiliza para imprimir?
-Busco papel glasé, aunque es muy costoso, pero recibe mejor la inyección de la tinta cuando se trata de decoraciones. También elaboro cintas decoradas. Fuera de eso si alguna empresa necesita papelería con un diseño específico
también la hago.
No puedo detenerme ante nada, porque dispongo de tiempo para eso. Hago los centros de mesa, decoro globos
y tengo que hacerlo así porque Barquisimeto es un mercado muy competitivo por lo artesanal, mucha gente sabe de artesanía y se aplica para este tipo de actividades que yo hago; no es fácil y cada quien busca la manera de hacerlo diferente, con calidad, para poder competir”.
Alibeth y su microempresa Cookiss siempre estará lista para salir adelante, sin dejar de pensar
en su proyecto, bien sea una miniboutique en el frente de su casa o el café para leer un libro, la tertulia amena aderezada con ricos postres y dulcería, sacando provecho de su habilidad ypaciencia para la elaboración de dulces y galletas
con los moldes de distintas figuras.
En los últimos tres años ha estado cargada de trabajo y también aprende a apretarse el cinturón
hasta donde debe ser, ya que la escasez de los insumos y sus altos costos le obligan a ajustar sus precios, de modo tal que el cliente no se espante.
“Las empresas que nos contactan saben de toda la situación, pasan por situaciones difíciles para lograr sus insumos; por eso saben que una microempresa pasa por lo mismo y muchas veces esto nos permite acordar en un
precio con el que ellos logren su objetivo y una también gane”, comenta Alibeth.
Este 2015 le permitirá realizar un curso de chef de repostería. Ya tiene el contacto, para una especialización. Con el aliento de sus dos hijos va a seguir adelante a la repostería infantil
La experiencia adquirida de una TSU en publicidad que se dedica al arte de endulzarle la vida a los niños