Los artefactos explosivos que generan luces, colores y estruendos, son los preferidos por las familias barquisimetanas para celebrar con alegría la llegada de la Navidad y el inicio de año nuevo.
Es común que en estas fechas se intensifique el uso de los fuegos artificiales, de igual modo los riesgos de accidente, tras el manejo inadecuado de los productos con pólvora.
Los niños por su falta de experiencia, son quienes mayor peligro corren frente a estos artificios que propician diversión. Sin embargo, los adultos tampoco escapan de la terrible amenaza.
Pero ante la belleza que producen, son pocas las personas que toman en serio el tema de manipulación, en tal sentido, los médicos de la entidad, y funcionarios de diferentes cuerpos de seguridad, han desarrollando campañas de concienciación para informar sobre los daños que los juegos pirotécnicos ocasionan a la salud.
El mayor Edixon López, del Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren, detalló que la detonación de los dispositivos tiene consecuencias graves en el organismo. Son las extremidades superiores las más afectadas con 40,20% de incidencia; le siguen las inferiores con 24,71%.
Las lesiones también se producen en la cabeza en 17,75%, en el tronco 10,85% y finalmente, perjudican las vías respiratorias en 6,54%, agregó que en casos extremos, pueden causar discapacidad o apagar la vida de quienes manejan los artificios de forma incorrecta.
“Después de las festividades, los centros de salud amanecían abarrotados de pacientes con quemaduras, mutilaciones y lesiones oculares. Esta situación ha ido cambiando, gracias a las regulaciones que aplica el Gobierno en la materia a fin de evitar tragedias”.
Personal alerta
Los funcionarios se mantendrán alerta ante las emergencias que se puedan registrar en las zonas establecidas para la venta, como lo son el centro, específicamente la carrera 21, el este y oeste de la ciudad.
De igual forma, harán cumplir el artículo 262 de la Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente, el cual prohíbe el suministro de pirotecnia a menores de edad, por lo tanto, quienes irrespeten la norma, serán penados con tres meses a un año de cárcel.
Para la doctora María Auxiliadora Cardozo, especialista en el área pediátrica, es de vital importancia que se respete el precepto, pues la curiosidad empuja a los infantes y adolescentes a adquirir los juegos, sin la autorización de sus padres.
Los vendedores manifiestan de esta manera su conducta irresponsable, porque aún sabiendo que la mercancía puede provocar destrucción, la dejan en manos de inocentes infantes, sólo para lucrarse.
Entre tanto, despachan bajo cuerda estrellitas, silbadores, triquitraquis, zumbadores, cohetes, cebollitas, rayadores y luces de bengala, por su simplicidad.
Cardozo aseveró que por más inofensivos que parezcan son letales. Planteó el ejemplo de las estrellitas, porque arden a altas temperaturas, igual que un fósforo. Asimismo, las chispas pueden quemar el cabelllo o hacer que las prendas de ropa ardan en fuego.
Lo mismo pasa con los rayadores cuando los colocan en los bolsillos. Estos dispositivos hacen contacto con la piel y ocasionan quemaduras leves. De igual modo los saltapericos pueden ser ingeridos.
La pediatra condena que a pesar de toda la información ofrecida cada año, los padres sigan siendo imprudentes y suministran a sus hijos material con alto contenido de químicos y mezclas explosivas, sin la supervisión que merecen.
Suben la adrenalina
Los adultos se sienten atraídos por la pirotecnia de alta potencia.
A pesar de las advertencias, consiguen los dispositivos prohibidos, como tumba rancho, saltaperico, mata suegra, súper King Kong, Bin Laden u otros de mayor efecto detonante que tienen sus efectos negativos.
Las quemaduras son comunes, sobre todo bajo los efectos del alcohol, pero también es frecuente el trauma acústico por el estallido, que supera los 160 decibeles, es por eso que pueden presentar sordera temporal o permanente.
Cuando colocan los artefactos dentro de latas o recipientes de vidrio, también pueden resultar heridos por las esquirlas del metal o vidrio.