Miente sobre tu edad. Puede ser que eso sea lo que te ayude a tener una vida más larga. Si esos «mentirosos» realmente creen que son menores de lo que dice su acta de nacimiento, un nuevo estudio muestra que son parte de un grupo de personas que tienen una tasa de mortalidad más baja.
Eso es en comparación a los que se sentían de su edad o que, incluso, se sienten mayores de lo que son.
La nueva carta de investigación ha sido publicada en línea en la revista JAMA Internal Medicine.
El estudio analizó datos de 6.489 personas con una edad promedio de 65,8 años, quienes informaron que se sentían un poco menos de 10 años más jóvenes. Lo interesante es que la mayoría de las personas en el estudio no sentían que tenían su edad real. La mayoría dijo que se sentía como si tuvieran tres años menos. Solo un pequeño porcentaje, aproximadamente un 4,8%, se sentía al menos un año mayor que su edad real.
Cuando los investigadores de University College de Londres le dieron seguimiento a estas personas a lo largo de los siguientes ocho años, los científicos encontraron que solamente un poco más del 14% de quienes se sentían más jóvenes había muerto. Eso fue en comparación con más del 24% que había muerto y que estaban entre las personas que informaron que se sentían mayores o de su edad. Aproximadamente el 18% de las personas que se sentían como de su edad cronológica murió en ese mismo período de tiempo.
Los investigadores dicen que quieren entender mejor lo que hizo la diferencia con este grupo.
«Las posibilidades incluyen un conjunto más amplio de comportamientos de salud que los que nosotros medimos (tales como mantener un peso saludable y la obediencia al consejo médico), y una mayor capacidad de resistencia, sensación de dominio y voluntad de vivir entre los que se sienten más jóvenes que su edad», concluye el estudio. «La edad autopercibida tiene el potencial de cambiar, por lo que las intervenciones pueden funcionar. Las personas que se sienten mayores que su edad real podrían ser el objetivo de mensajes de salud que promuevan conductas saludables y actitudes positivas hacia el envejecimiento».
La Dra. Sharon Bergquist, médico y profesora asistente de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, quien se especializa en el envejecimiento saludable, no está sorprendida por los resultados.
«La investigación nos muestra que la personalidad puede estar muy ligada a tu destino», dijo Bergquist.
Una nueva investigación sobre la relación entre la personalidad y el envejecimiento encuentra que existen dos rasgos principales que parecen ayudar a la gente a vivir una vida más larga: la diligencia y el optimismo.
Las personas que poseen ambas características pueden tener más voluntad de hacer lo correcto para vivir un estilo de vida saludable que pueda mantenerlos saludables hasta bien entrada la vejez.
«No hay duda de que envejecer bien puede convertirse en una profecía que por su propia naturaleza contribuye a cumplirse», dijo.
