¿Casualidades o causalidades?
“Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”
Abraham Lincoln
Dos fechas que marcaron los designios de la República de manera contundente. La primera, la muerte del ser humano más grande que ha conocido la historia, Simón Bolívar, el Libertador, el 15 de diciembre de 1830. La otra, la aprobación de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, el día 15 de diciembre de 1999. El Libertador fue un hombre de leyes constructor del Congreso de Angostura. La Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, Carta Magna predominante en la pirámide de Kelsen del Estamento Legal venezolano, presuntamente, ha sido manipulada en el texto originario, que produjo el espíritu, propósito y razón de legisladores probos, en su mayoría.
Se trata de recuperar la lógica, razón y sensatez que caracterizó a la aplicación del cuerpo de leyes de Venezuela, como nación que lideró la cúspide del mundo en materia legislativa durante un lapso que fue duramente “juzgado” por un sector de la población que nunca valoró el esfuerzo del espíritu democrático y libertario de grandes estudiosos de un sistema que puso fin a la anarquía que imperaba antes de la aplicación de las denominadas “Normas de Fe”.
Quienes fueron formados, educados y capacitados por el sistema que les permitió “sublevarse” contra él, son los mismos que desde siempre han negado las bondades de una época de libertades, cuya mayor prueba de haber sido así, es que aquel sistema difamado, les permitió llegar al poder.
Esto, de ningún modo, debe ser mal interpretado. Se trata de manifestar la necesidad de una rectificación de rumbo en pro de la salud de la República. Venezuela lo merece.
Tenemos más futuro que pasado y esta no es una frase acuñada para cazar bobos. Es una realidad que nos hace reflexionar sobre la inmensa responsabilidad que tenemos con nuestros hijos, con los hijos de nuestros hijos; con los hijos de los hijos de nuestros hijos, es decir, con nuestra descendencia.
Mientras más rápido comencemos a recuperar al país, más pronto veremos los resultados y, para esto es imprescindible recobrar la Seguridad Jurídica; la aplicación de la Justicia honesta. La sensatez debe imperar. Es imposible lograr la producción que necesita el país sin que se tenga una productividad que permita obtener beneficios que garanticen el retorno de la inversión; cubrir costos y gastos de producción y un porcentaje que avale una vida digna, para sí y para la familia de quien arriesga vida y propiedades en búsqueda de un futuro próspero, y comparte esa prosperidad con socios y trabajadores. Que fortalece el Producto Interno Bruto de la nación porque con los excedentes del consumo interno realiza exportaciones que aportan divisas y fortalecen las reservas del país propiciando el ansiado bienestar social mejorando la calidad de vida de los más necesitados.