Tras un año intenso en el que ganó el festival de Eurovisión y actuó en el parlamento europeo y las Naciones Unidas, la «cantante barbuda» Conchita Wurst está preparando un disco y asegura que no quiere convertirse en una «vieja drag queen».
«No hubo tiempo hasta ahora [para grabar un disco] porque tenía muchas invitaciones y muy buenas oportunidades que no me podía perder. Quería conocer a toda esa gente, hacer todas esas cosas», dijo la diva austriaca en una entrevista con una selección de periodistas, entre ellos la AFP.
El disco, que será publicado a principios de año, tendrá un sonido más moderno, alejado del «estilo James Bond» de «Rise like a Phoenix», el tema con el que triunfó en Eurovisión.
Ha recibido ofertas de compositores de todo el mundo. «Es fenomenal que la gente vea cosas en mi lo suficientemente interesantes como para enviarme sus creaciones. Porque esas canciones son como sus hijos», asegura.
Conchita Wurst, un personaje artístico creado por el cantante austríaco Thomas Neuwirth, encandiló a los europeos y a gente de todo el mundo con su victoria en Eurovisión, a pesar de la polémica sobre su sexualidad y su aspecto, que combinaba una barba negra con melena brillante y pestañas interminables.
Tras su triunfo, Wurst actuó en el Trafalgar Square de Londres, fue modelo para Jean-Paul Gaultier en la semana de la moda de París e interpretó a un personaje en la versión alemana de la película de dibujos animados «Los pingüinos de Madagascar»
«No me veo como una figura política»
El próximo 11 de enero está invitada a la ceremonia de los Globos de Oro en Los Ángeles «y por supuesto tengo que ir», aunque eso suponga retrasar la grabación del disco.
Aunque es consciente que el éxito «puede terminarse en sólo un segundo», reconoce.
Con su mensaje de tolerancia y contra la discriminación, Wurst se ha convertido en una embajadora de los derechos homosexuales. Pero aunque ha actuado en el parlamento europeo frente al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, insiste: «No me veo como una figura política».
«Sólo quiero que se respete a todo el mundo. Esto no tendría que ser política, para mi no lo es. Una de las cosas más naturales en nuestra sociedad tendría que ser el respeto», asegura.
Por el momento nadie sabe cuando decidirá sacarse la peluca, los tacones y la ropa ajustada.
«Quizás dentro de 20 años, quizás el año que viene. No tengo ni idea. Me gusta lo que hago, me gusta ser Conchita, me gusta vestirme y maquillarme así», afirma.
«Cuando soy Conchita tengo todo lo que necesito para ser glamurosa, ser el centro de atención, conceder entrevistas y hacer sesiones de fotos. Por otra parte está Tom, un chico tímido y aburrido. Me gusta ser tímido y aburrido cuando estoy en la intimidad», explica.
Por eso seguirá siendo Conchita «mientras siga siendo divertido». Hasta el día en que se convierta «en una vieja drag queen amargada» y sepa que es el momento de dejarlo.