En la áspera y brava tierra de Carora, vino al mundo un auspicioso 25 de junio de 1778, un infante, predestinado para una misión excelsa y superior. Su apelativo era: Pedro León de la Trinidad Torres. Al amparo de esta tierra y de castigado paisaje caroreño, parte estepa y parte simbiosis, de cardón y cují, en asociación de elementos dispersos y consustanciales. En tan precario medio, fue formándose altivo y fuerte, adquiriendo en cada impronta de una vida austera, el aprendizaje y las aptitudes indispensables para el cabal ejercicio de su destino heroico y para los admirables que alcanzaría su voluntad extraordinaria en lucha sin tregua, sin fatiga, sin desaliento y los factores adversos, que circundaban su ánimo implacable y su ambiciosa hazaña de libertad.
Hace algunos días, al menos, el acucioso columnista Juandemaro Querales, en su habitual columna destinada a sus ávidos lectores en este Diario EL IMPULSO, se refería como tema especial de su mensaje intelectual, a la necesidad ineludible, de formar un cerco de voluntades emprendedoras, para dispensar honores de Panteón Nacional, al preclaro paladín Pedro León Torres. La idea, acorde al noble objetivo, el propósito patriótico, dentro de su concepción pedagógica.
Un suceso asaz significativo, la creación en Carora de la Orquesta Sinfónica de las Juventudes Larenses, bajo la gloriosa Eponomía de Pedro León Torres me llevó a escribir la columna que publica El Impulso, edición del 17-10-14, bajo el titulo: Loa al Concierto Sinfónico de Carora, donde elogio también, la merecida y digna Dirección de las Orquestas bajo la eximia batuta del consagrado Maestro, Felipe Escaray. La Eponomía es hoy, programa y compromiso y una necesidad de esta época de expectativas y retos.
Reviste transcendencia que nuestros columnistas, como lo hizo JuandemaroQuerales y la calurosa adhesión, con que recibimos su petición de honores de Panteón para Pedro León Torres, tenga hoy grata secuencia, en la reciente columna de Pedro Rodríguez Rojas, donde hace una semblanza del prócertocuyano, José de la Trinidad Morán, con referencia a la celebración bicentenaria del heroico paladín de la Ciudad Madre y celebración de Corpahuayco, la memorable batalla, donde se hizo inmortal el nombre de Morán.
Es privilegio de El Tocuyo revelar, a ciencia cierta, que en 1744, aparece en Venezuela el vocablo “Patria”. Comenta el académico José Luis Salcedo Bastardo, que tras él se mostraba ya la vivencia gloriosa; es simbólico que ello brotara tierra adentro, en El Tocuyo, al concierto de la “ciudad madre”, primer establecimiento efectivo de la verdadera Venezuela.
La concepción magisterial de Bolívar es un valioso manual de ética y civismo, para formar un ciudadano apto para vivir en Republica. Es, mutatis mutandi, el parecer de Don Simón Rodríguez, maestro innumerable de un solo discípulo. Pero el Libertador, ajustó la visión del genio y acotó quienes nos dan alma por la educación. En un orden positivo, que respeta los fueros de la persona humana y acata el interés colectivo superior.
Para la nueva concepción del régimen socio político, nacionalista democrático actualizado, hace esta invocación a los legisladores de Angostura: “Los Libertadores de Venezuela, son acreedores a ocupar siempre un alto rango en la Republica que les debe su existencia”. Concluye con énfasis: Si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación de sus bienhechores, es indigno de ser libre y no lo será nunca. (Mensaje al Congreso de Angostura)