Cardenales de Lara completó la primera parte de la encomienda. Dominó a Leones del Caracas en los duelos de sábado y domingo para sacarle ventaja en la lucha por el quinto puesto de la clasificación y ahora sale a rematarlo, darle el golpe de gracia, en el tercer enfrentamiento consecutivo entre ambos clubes en el Antonio Herrera Gutiérrez de esta ciudad.
La hora de comienzo, como de costumbre para los días de semana, es 7 y 30 de la noche. Se espera otro llenazo como ocurrió en los días previos. Unas 18 mil personas deben acudir al diamante de la Rotaria para presenciar un careo que tiene muchos condimentos, reviste enorme importancia, porque tiene cara a cara a rivales directo. Hay más urgencia para uno que para otro. Los pájaros rojos, gracias a su espectacular desempeño en el lapso anterior, están en zona de clasificación, sacando precisamente a unos capitalinos que no dan pie con bola y no pueden darse el lujo de seguir perdiendo con frecuencia porque están a riesgo de caer más bajo y alejarse de los puestos de privilegio.
Los dos triunfos cardenaleros frente a los melenudos han tenido mucho sabor, no les ha faltado la emoción. Y ha sido Carlos Rivero el principal protagonista. El antesalista, oriundo de Barquisimeto, parece no perdonarle a la gerencia de aquella organización el hecho de haberlo menospreciado al mandarlo en un cambio a Margarita por un lanzador que ya no juega, y le ha dado con todo en estos duelos frente al cuadro de mayor rivalidad para los larenses y con el cual se libra una lucha por los cupos de playoffs.
En el primero de los careos, Rivero sonó jonrón, largó par de dobles y empujó seis carreras para encabezar un cómodo triunfo. Y posteriormente, en la emocionante tanda dominical, revivió a los alados larenses con un jonrón en el noveno capítulo que rompió el blanqueo, niveló la pizarra y dio pie a la remontada que se concretó en el siguiente episodio.
Pero Cardenales quiere más. Sabe que un tercer triunfo corrido es clave en la carrera por avanzar al round robin. Caracas -utilizando un término boxístico- está en la lona, recibiendo conteo. No puede Cardenales dejarlo levantar.
Por eso le “guardó” a su mejor lanzador, el nicaragüense Erasmo Ramírez. Caracas debe estar tragando grueso. Necesita de triunfos, su ataque ahora mismo está debilitado, y, para colmo de males, tiene que enfrentar a un Ramírez que no ha permitido carreras en las 24 entradas que ha trabajado.
El lanzador, que este año tuvo varias aperturas en las mayores con los Marineros de Seattle, ha tenido un trabajo mejor que otro en esta tercera experiencia en Venezuela con los pájaros rojos. En su última salida, si bien confrontó algunos contratiempos, apeló a su clase y categoría para sacar el cero y vencer Bravos de Margarita, una de las cinco victorias alcanzadas durante la semana anterior.
Caracas también echa mano de su mejor hombre: Buddy Boshers. Sus números no se acercan a los de Ramírez, pero tiene una aceptable efectividad de 3.86, con registro de 2 y 1. Su misión no es nada fácil. Le hará frente a una toletería que tiene a los dos máximos empujadores del torneo (Rivero y Paulo Orlando) y que ahora cuenta con el grandeliga Luis Valbuena. Es decir, mucha dinamita.
El león está herido y hay que rematarlo.
Carlos José Méndez
Foto: Luis Salazar/Archivo