El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, hizo este sábado un viaje relámpago a Cataluña, el primero en seis meses, para convencer a los catalanes de las ventajas de permanecer en España y rechazar contundentemente una negociación sobre la independencia.
«Que quede claro una cosa: yo no voy a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España» ni «que nadie tenga que elegir entre ser catalán y español», lanzó categórico durante un acto público de su partido en la capital catalana, donde se desplazaron cinco ministros y varios líderes regionales.
Se trata de su primera visita a Cataluña desde la votación simbólica sobre la independencia del 9 de noviembre, en la que unos 1,8 millones de personas (80% de los participantes) se mostraron partidarios de la secesión de esta potente región nororiental de 7,5 millones de habitantes.
«Si lo que pretendía era presentar una Cataluña independentista ha fracasado en toda regla», aseveró Rajoy, destacando que era su décimosexta visita a la región desde su llegada al poder a finales de 2011. La última se remontaba al 30 de mayo de este año.
«Los delirios se calman con tranquilidad, no con más alboroto», se defendió este sábado en Barcelona, donde atacó duramente la nueva hoja de ruta presentada por Artur Mas.
Ante la imposibilidad de organizar un referéndum sin permiso de Madrid, el líder nacionalista propuso unas elecciones regionales donde los partidarios de la secesión se presentaran en una lista conjunta.
En caso de obtener mayoría absoluta, el gobierno saliente debería negociar con España y Europa las condiciones de separación y construiría las estructuras de Estado necesarias para declarar la independencia a finales de 2016.
«Lo último que necesita Cataluña son aventuras que traigan más inestabilidad y espanten a inversores y emprendedores», dijo Rajoy.