En El Cují y Aguada Grande protestaron con cierre de vías

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Este lunes, como ha ocurrido en muchos otros en meses anteriores, comunidades larenses salieron a protestar públicamente reclamando servicios públicos considerados de primera necesidad.

La que mayor impacto tuvo fue la que, desde antes de amanecer, realizaron mujeres y hombres de varios sectores de la parroquia El Cují afectados por los fétidos olores procedentes de un canal por el que solamente debían correr aguas de lluvia y ahora lo hacen las cloacales.

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El grupo colocó cauchos viejos y restos de árboles en la avenida Intercomunal, entre la Escuela de policía y el semáforo de acceso a Carorita, prendiéndoles fuego, impidiendo el tránsito automotor en ambos sentidos, hacia y desde Barquisimeto y por ende a muchos llegar a sus centros de trabajo.

“Este problema se agravó hace cuatro meses cuando desde Hidrolara desviaron las aguas de cloacas hacia el zanjón Leandro y cuando llueve se salen e inundan varias viviendas cercanas con unos olores que no se pueden aguantar y se nos están enfermando los muchachos”, dijo airadamente Sol Valero, una de las vecinas participantes en la manifestación.

“Ellos tendrán sus razones pero quienes se perjudican somos nosotros que no podemos ir a trabajar, y eso pasa a cada rato y nadie hace nada”, manifestó por su parte un ciudadano que había quedado impedido de seguir su viaje y exteriorizaba su protesta.

Al lugar del cierre llegaban oficiales de la Policía de Lara y hablaban con los líderes de la protesta, tratando, inútilmente, de convencerles de deponer la misma y nombrar una comisión que iría a Hidrolara a plantear la situación.

“Ya nosotros hemos ido varias veces a Hidrolara y lo que hacen es mamarnos gallo porque el problema sigue”, dijo Sol Valero, otra vecina.

El problema afecta a gran cantidad de familias de sectores de Ell Cují como Rómulo Betancourt, La Playa, Las Casitas, Carorita, Sabana Grande, Las Veritas, Las Tunas y otros.

Insistieron en la necesidad de que se construya una nueva red de cloacas que reciba las aguas servidas de todas esas comunidades pues la que había prácticamente desapareció y ahora las aguas negras de miles de hogares caen al llamado zanjón Leandro.

Lenni Amaro mostró unas fotos de su casa, tomadas recientemente, en las que se observan inmensas lagunas que impiden el tránsito de las personas.

“Esas no son aguas de lluvia sino de cloacas, que nosotros tenemos que aguantarnos esos malos olores desde hace cuatro meses, pero no podemos aguantar más; los niños se enferman de la piel y de la respiración”, expresó.

Temen que cuando estén habitados todos los apartamentos de de Yucatán también echen las aguas servidas al mismo zanjón, agravando el problema.

Mientras persistía la protesta crecía la cola de vehículos de todo tipo, procedentes hacia Duaca o sectores de las parroquias El Cují y Tamaca.

Los conocedores de la zona tomaban la vía alterna de Carorita-El Trompillo.

Cerca de las diez de la mañana, con la promesa desde Hidrolara de buscarle solución al problema, la protesta fue levantada.

Tuberías muy viejas

El presidente (e) de Hidrolara, ingeniero Jean Moreno, admitió la gravedad de la situación, explicando que toda la tubería de esa red debe ser sustituida pues prácticamente, por lo antigua, se desintegró y no presta servicio alguno.

Agregó que el proyecto de sustitución de ese colector ya se hizo y que se trata de una inversión superior a los tres millones de bolívares que se están gestionando desde la gobernación.

 

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