Por la puerta del sol – Tiranía: regálame la paz en esta Navidad

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Soy Venezuela la tierra que te pide el enorme regalo de la paz en esta Navidad.

Déjame dar luz a la evocación del Mesías, a la dulce epifanía de mis sueños por la paz, la reconciliación y el abrazo nacional. Aleja de esta patria tus venenos, tus opresiones, y tus abusos. Déjame rescatar las alegrías de los caminos saturados de terror y de tristezas, déjame corregir la vergüenza de tus equivocadas decisiones que apagan los destellos del futuro.

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Detén la vorágine de tus inclemencias, aplaca tus cóleras, tus vientos de tempestad, cierra tus puertas de plomo, elabora leyes y decretos a la luz del día, deja que se abran de par en par las ventanas de todo el territorio para que se oiga con emoción el canto del turpial, la ternura de los villancicos, regrese el renacer de la esperanza. Detén ese afán de clavar tus espuelas para hacer sangrar el corazón de mi pueblo tan querido.

Tiranía: En esta Navidad quiero vestirme de gala, de verde esperanza, del rojo color de la sangre de mis héroes, del dorado de mi cielo estrellado, quiero llenar los espacios del ancho territorio del aliento de todas mis flores, de la ternura de otros días, de la mansa luz del crepúsculo, que broten las melodías y se desparramen sobre mi geografía las inmensas arpas de la floresta.
Sacaré mis tinajas encantadas para saciar la sed de justicia de los que sufren tus intolerancias, persecuciones y encierros inhumanos.

Déjame recordarte que un día fuiste un niño lleno de amor no del odio que te cobija hoy. Si tanto has aprendido a odiar a tu hermano y tan ciega te ha vuelto la lisonja, un poco de amor hacia el pueblo suavizará tus espinas en la vejez. Tú también vas a necesitar de Dios, de la compasión del tiempo, de la paz y la tranquilidad de tu conciencia.

Quiero en esta Navidad sentir la vida a plenitud; no resisto seguir caminando hacia atrás en el tiempo, ni en contra de mí misma. Quiero volver a ser bella alumbrada por la luna y las estrellas que resplandecen en el firmamento, volver a disfrutar del vino, del “pan de jamón” de “las hallacas” de las gaitas y los villancicos; deseo que mi ruta cambie de camino y vuelva de nuevo mi cielo a ser feliz como corola de brote de aurora.

Tiranía: Nunca la mano de Dios ni en las peores acciones de los hombres de este mundo, ha agotado el caudal de sus océanos de amor. A ti en esta Navidad no te pido el océano- te pido una sola gota de amor para este pueblo al que tus errores, incapacidades y caprichos han llevado a la desolación y mortal crisis que padece, obra absoluta de tus manos.

Tiranía: Llevo en mi vieja alforja semillas de bondad para sembrar en tu corazón y en el de todo el pueblo, tengo remedio para los males más enconados, vigor para el desánimo, amor para llenar los senderos destruidos por el odio, agüita para la aridez del alma de los campos arrasados, llevo un mundo de ilusiones con cara de añoranzas, un cuento de navidad, un pesebre de ternura, una estrella de Belén y un cáliz para brindar por la unión y la felicidad.

No me quites la paz ni interrumpas los Hosannas dedicados al Altísimo, no contamines con tu mal lo que el bien inmarcesible encierra, no me agredas ni me quites la esperanza de volver a ver feliz a mi pueblo, no rompas los dulces lazos fraternales que hacen eternas las alegrías. Aprende que muerte no es posible donde la fe brilla. Por último te dejo esta frase de Rafael Núñez que mucho va a servirte de reflexión: “No sigas negando paso a las auroras donde la eterna libertad fulgura”.

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