Así nos llama Dios cuando nos empeñamos en practicar un Evangelio fácil. Sin obediencia a la Verdad verdadera. A su palabra escrita en la SANTA BIBLIA. Cuando andamos buscando “gracia barata”.»¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado claramente entre vosotros como crucificado?» Gál. 3: 1
Y la prueba más evidente de esta conducta está clarísima en el evangelio de Juan. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. …Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”Juan1:10,11,14. Dios vino personalmente en su Hijo, el Unigénito y el mundo; y ni siquiera quienes tenían las profecías frente a sus ojos le reconocieron, por cuanto esperaban un rey que les proveyera todo los bienes materiales que le dieran confort y satisfacciones terrenales. Nunca entendieron y aún no entienden que su reino no es de este mundo. Y que el privilegio de irnos al Reino Celestial no puede ser tan sencillo. Por cuanto sin obediencia no hay Salvación.
El fundamento de seguir a Jesús. La esencia de ser cristianos. El objetivo de Dios para sus hijos que le siguen. Todo, se basa en el amor. El que Dios nos prodiga desde la eternidad y el que nosotros debemos cultivar por él. Por lo cual, se debe reflejar en nuestra vida diaria. Una vida de permanente obediencia a su Palabra. A su Ley y sus Mandamientos. Y la obediencia es simplemente una consecuencia del amor por el Padre. No es una obligación. De allí que el mismo diga. “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Juan 14:15. Pero eso, no es muy popular, de allí los numerosos argumentos para no obedecer que algunos exponen, pero, sin ningún apoyo bíblico que lo sostenga.
El Señor, cuando les habló y les habla a los cristianos de ayer y hoy es muy claro. Y lo hace, por cuanto el juicio entra primero por la casa. Y es para la edificación de su pueblo. Para que reaccione y tome el camino correcto. La reprimenda, a pesar que nos pueda molestar, tiene la intención precisa de ayudarnos a dejar el camino equivocado que hemos seguido. Por ello, nos habla de manera contundente. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”Mat.7:21. “el que hace la voluntad de mi padre” Esto, a las claras, se refiere a la obediencia a su Palabra, pero que tiene en muchos cristianos una tendencia a interpretarla a su conveniencia para no obedecer. “El que pretende conocer a Dios y sin embargo desobedece sus mandamientos «es mentiroso, y la verdad no está en él» (1 Juan 2: 4), no importa que las apariencias puedan indicar lo contrario” Diccionario Bíblico Adventista. ¡Bueno para meditar! ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.
