El título de esta nota hace referencia al slogan de una empresa publicitaria que lo utilizó hace muchos añospara dejar claro que la publicidad es cosa de expertos y que en este asunto es mejor no improvisar.
Esta consigna también puede ser entendida como una invitación a abandonar cualquier esfuerzo intelectual para analizar la validez de las ideas y conceptos que tenemos o que nos llegan desde muchas fuentes. El pensar como todo el mundo nos permite sentirnos integrados a la comunidad y el sostener ideas diferentes puede tener el precio de la exclusión. Por eso es más fácil dejar que otros piensen por nosotros.
El derecho a pensar por cabeza propia es una conquista democrática reciente de la humanidad pero está plenamente vigente en pocos países. En muchos, incluyendo en cierto grado al nuestro, la exclusión, persecución, cárcel y muerte son el precio a pagar por pensar diferente.
El premio Nobel que le otorgaron a Malala se lo ganó por enfrentarse a los talibanes que prohíben a las niñas ir a las escuelas. Los talibanes sienten que tienen derecho a exigir que todos piensen como ellos. A Malala la tirotearon por no aceptar eso y tuvo que huir.
Hoy se acepta que cada uno tiene el derecho y la libertad a pensar como quieran, peromuchosno se molestan en averiguar qué tan ciertas sonlas ideas que comparten con muchos otros. Además, para revisar las ideas propias y ajenas se requiere tanto de libre acceso a la información como de una atmosfera de tolerancia y de diálogo para que surja el pensamiento divergente y no sea sancionado.
En nuestro país tratan de excluir toda diversidad. Tienen 16 años bombardeándonos con pendejadas que no soportan ningún análisis. Imponen sus ideas a fuerza de propaganda y evitando que sus creyentes atiendan otras ideas y vean los resultados de experiencias históricas ya acabadas. Para ello cierran emisoras y periódicos, impiden la entrada de libros, crean universidades que solo enseñan su particular concepción del mundo y estrangulan a las de pensamiento múltiple y divergente. Y cuando manifestamos nuestro pensamiento disidente, solo se les ocurre afirmar que somos fascistas, agentes de la CIA y que los USA nos dictan lo que tenemos que pensar.
Este rechazo a la divergencia intelectual y política ha llegado, por parte del PSUV, a anatemizar a sus propios aliados cuando acusan de ultraderechista y agentes de la CIA a Marea Socialista quienes proponen corregir muchos defectos del gobierno, en particular su ineficiencia y su corrupción. Lo mismo hacían en la Unión Soviética el dictador Stalin y sus herederos.