Triste, con ira y frustración por lo ocurrido, así estaba en la morgue del Hospital Central de Barquisimeto, la sargento segunda de la Policía Militar, Norbelys Montilla, esposa de del sargento primero Miguel Ángel Blanco Herrera, asesinado la tarde – noche del miércoles en Sarare, municipio Simón Planas.
“Él siempre soñó con ser militar”, comentó la mujer entre llantos. Recordó que el domingo a las 10: 00 de la noche fue la última vez que lo vio con vida, pues ese día viajó hasta Caracas, ya que el lunes presentaría en la academia militar la prueba para ascender a sargento segundo del cuerpo de seguridad.
“Me llamó otra sargento y me dijo que lo habían matado, yo me puse muy mal, estaba sola en ese momento… Hacía menos de una hora que él me había llamado y me manifestó que regresaría en un rato, pero nunca llegó”, dijo.
Luego de presentar la prueba regresó a su trabajo en el Batallón 354 General Juan Bautista Arismendi de reemplazo de la Policía Militar, el cual mantenía desde hace cinco años y como duermen en el comando, no había visto a su mujer, quien tiene cinco meses de embarazo.
“Él estaba muy ilusionado con la niña que viene en camino. Siempre me decía que la quería mucho igual que a su otra hija que va a cumplir cuatro años de edad”.
“Era tan bueno, no se metía con nadie, no tenía problema alguno, por el contrario, era muy cariñoso”, expresó la mujer mientras lo recordaba y se tocaba la barriga.
El hoy occiso era el menor de dos hermanos, oriundos de Ocumare del Tuy, en Caracas.
Montilla no duda en que los cuerpos de seguridad resuelvan el caso y den con el paradero de los victimarios, para ello, el Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Lara, trabaja en el caso y así esclarecer el suceso.
El hecho
Se conoció que Blanco Herrera se dirigía junto a otros tres compañeros en una camioneta pickup de color marrón a buscar un pollo, el cual sería utilizado en el comando al que pertenecía.
La víctima iba de copiloto, y en la parte trasera otros dos, en ese momento fueron interceptados por unos sujetos desconocidos quienes informaron que se trataba de un robo. Cabe destacar que todos andaban de civil y no portaban su armamento.
La víctima bajó del vehículo, caminó por la parte trasera y los delincuentes le dispararon sin mediar palabras con una escopeta calibre 12 milímetros, y a pesar de los esfuerzos que se hicieron para salvarle la vida, fue imposible, pues estaba gravemente herido.