Las vacaciones

Los resultados de tomar vacaciones es conocido ampliamente.
Es obvio, nos beneficia de diferentes formas. A muchos nos conviene, nos sirve para diferentes cosas, entre otras para salir de la monotonía, para darle variedad y otros colores a la vida. Los médicos dicen que mejora la salud y la fortalece. Pero todos queremos o podemos tomarla?, es una pregunta que algunos se hacen, al pensar que dejar de trabajar es un pérdida de tiempo y de dinero, que nos desmotiva para seguir adelante en la lucha por la vida y el desarrollo de nuestros proyectos.
Los beneficios son muchos, aunque usted no lo crea, como dicen en televisión. Algunos especialistas consienten que se tomen vacaciones en periodos cortos de dos a tres semanas al año. Es decir, fraccionarlas puede rendir mayores o mejores resultados que si se toman los días juntos o completas. No tomarlas de una o de otra forma podría pasarnos la factura, más temprano que tarde. Incluso se afirma que pueden reducir “el riesgo de sufrir un ataque al corazón hasta en un 50% No importa cómo ni donde, lo ideal, alejarse de la rutina del hogar y el trabajo. Con amigos, en familia o solo. Lo que importa se relajarse, botar el estrés, aunque el bolsillo del dinero este un poco desnutrido, bien vale un esfuerzo para romper la rutina y aprender a manejar los recursos que se tengan. Aun teniendo muchos estímulos económicos deben planificarse para mejores resultados, dicen los investigadores de éstos temas que para algunos parecen insignificantes. La calidad más no la cantidad es lo que cuenta.
RELAX, CUERPO Y MENTE
Un chiste cruel habla de un cartero que tomó sus vacaciones y como no tenía donde ir prefirió acompañar a su colega cartero a repartir la correspondencia. A veces hacemos algo parecido, con la sola diferencia que nos paramos más tarde, no cumplimos horario de trabajo, pero seguimos en el mismo lugar, haciendo lo mismo, viendo y viviendo lo habitual. Las vacaciones deben ser activas para deshacerse del estrés laboral, mental o físico. La idea es despejar la mente y el cuerpo. Caminar por otras calles, ver otros paisajes, otras costumbres, otras realidades, diferentes a las habituales, conocer otra gente, viajar, visitar la familia, los amigos, definitivamente reduce el estrés. Incluso se dice que fortalece la eficiencia y el interés en el trabajo.
Una salida de fin de semana ayuda a regular la presión sanguínea, el ritmo cardiaco y los niveles epinefrina, la hormona del estrés. Un viaje corto a un pueblo, ciudad, playa, montaña o llano es bueno. Sabemos que la crisis acogota el presupuesto y la inflación se come al salario, pero no es necesario gastar mucho, sólo necesitamos cambiar de ambiente, para que cambie la mente y el organismo funcione mejor.
Se dice que en los países donde se vacaciona más, son más productivos en términos generales. El ahorro y la planificación, algo poco común en nosotros es un freno que debemos saber administrar, para que vacacionar, que es una necesidad se convierta en una realidad.
Lo contrario de vacacionar, cambiar la rutina por más trabajo, como sucede con algunas personas que en su afán de amasar fortuna como dé lugar se convierten en lo que los ingleses llaman un workahalic, un adicto al trabajo y los especialistas lo ubican en edades de 40 a 50 años en población masculina, aunque puede variar de género y edades. Los workahalic son trabajadores compulsivos, trabajan más de lo normal y dedican la mayor parte de su tiempo libre de ocio y familiar para las tareas laborales. Es decir son trabajadores patológicos que la enfermedad los va consumiendo poco a poco, tal cual como lo definieron los japoneses con la palabra karoshi, es decir, “fallecimiento por exceso de trabajo, mayoritariamente de origen cardiovascular”. Son personas que su vida no tiene sentido si no están trabajando.
Aquí cabe perfectamente el refrán, bueno es el cilantro…pero no tanto, ni tan calvo ni con dos pelucas.
Fundacoda. Fundación para el desarrollo.