Una auxiliar de enfermería española se convirtió en la primera contaminada de ébola fuera de África, tras haber contraído el virus en el hospital madrileño donde atendió a los dos misioneros fallecidos por esta enfermedad, según informaron este lunes las autoridades.
«Es una profesional sanitaria que ha atendido a los últimos casos repatriados y que han estado ingresados en el hospital Carlos III», donde trabaja, explicó la directora de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, en una rueda de prensa convocada de urgencia en Madrid.
«Estamos trabajando para averiguar si (durante el tratamiento de los dos misioneros en el centro médico madrileño) se siguieron estrictamente todos los protocolos establecidos», afirmó por su parte la ministra de Sanidad, Ana Mato.
Tras dar un resultado positivo a dos pruebas del virus del ébola, la auxiliar de enfermería se encontraba el lunes aislada en un hospital no especializado de Alcorcón, un suburbio al sur de la capital.
Incapaz por el momento de explicar lo ocurrido, la ministra intentó lanzar un mensaje tranquilizador: «Se están tomando todas y cada una de las medidas para garantizar la seguridad del personal sanitario que la está atendiendo y de toda la población».
El sacerdote católico Manuel García Viejo, de 69 años, había sido repatriado con el virus del ébola el 22 de septiembre desde Sierra Leona donde trabajaba en un centro médico de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Aislado en una planta del Hospital Carlos III, falleció tres días después. Para evitar contagios, no se le practicó autopsia y sus restos fueron incinerados.
Este procedimiento se había realizado también tras la muerte el 12 agosto, en el mismo hospital, de otro misionero de la orden, Miguel Pajares, de 75 años.
Traído unos días antes desde Liberia a bordo de un avión medicalizado del ejército español, se había convertido en el primer europeo en ser repatriado con el virus y había sido tratado en vano con el suero experimental estadounidense ZMapp.