A las 2 de la madrugada de este sábado, fue asesinado Darwin José Medina Evíes, de 27 años de edad, en la calle 11 entre carreras 6 y 7 de Barrio Unión, al noroeste de la ciudad, tras ser herido en la cabeza con un proyectil disparado por un arma de fuego.
Medina Evíes, quien se dedicaba al oficio de comerciante, fue asesinado después de salir de un botiquín cerca de la escena del crimen, donde se encontraba bebiendo con su padre.
La víctima, que vivía con sus familiares en la carrera 1 con calles 13 y 14, fue herido en la dirección descrita y perdió la vida de forma instantánea tras el ataque. Su cuerpo fue llevado a la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda en horas de la mañana, después de que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, recogieran las evidencias que permitan determinar las responsabilidades y a los autores del hecho. Se desconoce cuál fue el motivo para que sus atacantes asesinaran a Medina, pero se descarta el robo ya que, la víctima, poseía todas sus pertenencias consigo después del ataque.
De igual forma, se supo que, en el local donde se encontraba con su papá, dos presuntos amigos llegaron a buscarlo y se lo llevaron. Minutos después, los familiares fueron avisados de la pérdida física del menor de tres hermanos.
Además, se conoció que el joven asesinado era padre en una oportunidad de una niña de un año y algunos meses, mientras que su esposa, actualmente se encuentra en estado de gravidez esperando un segundo hijo con cuatro meses de gestación.
Familiares que se encontraban en la morgue del centro asistencial indicaron que, además de comerciante, Medina ayudaba al mayor de sus hermanos en la distribución de alcohol. De igual forma, sus dolientes indicaron que el joven no tenía problemas con nadie y nunca había estado involucrado en situaciones irregulares; sin embargo, reseñan quienes lo conocían, que era persona que no se dejaba de quien lo intentaba molestar. Quizá, especulan sus allegados, fue esta característica la que, finalmente, le causaría la muerte.
En la escena del crimen, la mañana del sábado se podía observar la sangre que discurrió del cuerpo de la víctima, cerca de un puesto de empanadas. Las personas que viven por allí, señalan que la zona es peligrosa por la oscuridad que reina en el sitio, y que ha convertido el lugar en el predilecto para los hechos delictivos.
