Con la obra Gritos de Niño, el artista plástico Alirio Infante alcanzó el Premio Especial del Jurado en la Bienal de Dibujo Osten, 42th Galería Mundial. El galardón sería conferido el pasado 18 de septiembre en Skopje, República de Macedonia.
“No pude ir porque busqué todas las ayudas posibles, del Gobierno nacional y regional, y no hubo respuestas. Unos me dijeron que no hay dinero, otros ni me atendieron. Quería que me recibieran para que conozcan la importancia que tiene esta bienal a escala internacional, para Lara, Venezuela y Latinoamérica”, mencionó el autor.
De 1.408 trabajos fueron seleccionados 170 artistas, cuatro son de Latinoamérica: Argentina, Colombia, Perú y Venezuela. Conocimos que la obra es parte de su nueva propuesta. En diciembre de 2014 salió la convocatoria. Participaron creadores de 53 países.
Infante, caraqueño, pero radicado en Barquisimeto, contó que es la primera vez que participa en una confrontación de carácter internacional. “Fui el único venezolano aceptado y además, reconocido”.
Como pura y sencilla calificó su obra. La premisa está relacionada con esa forma de pintar que tienen los niños, con facilidad, seguridad, libre, ellos no corrigen.
“Ese niño está envuelto en un mundo que le cambia a cada rato. Eso lo plasmé en la obra. Las partes buenas y no tan buenas. Trabajé de una forma sencilla y sutil, utilizando sólo lápiz y papel, a partir del dibujo primario”.
Un total de 119 dibujos, diferentes, sobre un soporte de 2 metros por 4 metros dan vida a la pieza.
“Me planteé la visión global de cómo un niño ve el mundo que lo rodea. Está el niño que acompaña a su mamá al mercado y que no consigue qu’e echarle al carrito porque hay escasez, está el niño jugando con un gato, el niño en la playa… este lenguaje es universal, pasa en cualquier parte del mundo. Esa universalidad me permitió entrar a la bienal y alcanzar el premio. Trato de pintar como un infante”.
En vista del éxito, Infante trabaja para otra bienal. La propuesta se titula Sueños de Niño, un poco más pequeña, de 91 dibujos y a color. “Cada uno de nosotros es un niño”.
“Estoy dibujando todos los días. Estoy muy emocionado. A raíz de estos dibujos nace una pintura nueva. Mi obra cambió. Hace cinco meses que no hago caballos. Soy un buscador. Trabajo con mucho desprendimiento, hago lo que me gusta sin que lo comercial se superponga. Mis trabajos están llenos de inocencia mas no de ignorancia”.
Aseguró que nuestros niños están expuestos a realidades paralelas, la del conflicto y la de la indiferencia. ¿Qué pasará con nuestros niños?, se preguntó.
