El papa Francisco dio este lunes su bendición a un «partido interreligioso por la paz» y exaltó ante las estrellas del fútbol «la cultura del reencuentro y de los valores universales» que trasciende las religiones y las diferencias.
Francisco pronunció estas palabras ante la leyenda del fútbol argentino Diego Maradona, los italianos Gianluigi Buffon y Andrea Pirlo, el francés David Trezeguet, el ucraniano Andreï Shevchenko, el israelí Yossi Benayoun y el ghanés Sulley Muntari, entre otros, reunidos en el Vaticano para la ocasión.
«Lealtad, compartir, recibir, el diálogo y la confianza en el otro», fueron los valores que el argentino Jorge Bergoglio pidió a los jugadores que transmitieran, antes de disputar un partido en el Estadio Olímpico de Roma (18h45 GMT).
A pesar de ser el promotor del mismo, según fuentes vaticanas el papa no estará en el estadio y no tiene previsto seguir el partido por televisión.
«El fútbol es un ejemplo de coexistencia que permite excluir toda discriminación de raza, de lengua y de religión», insistió Francisco. Sin referirse a los numerosos conflictos en ocasiones debido a rivalidades religiosas existentes en el mundo, el papa destacó la posibilidad de los creyentes de «mantener su identidad» en el deporte. «La religión debe ser un vehículo para la paz, no el odio», añadió.
El papa reiteró a los futbolistas su invitación para que sean modelos a seguir por los jóvenes «tanto dentro como fuera de los estadios». En esta ocasión el argentino no optó por la improvisación, ciñéndose a un discurso breve y clásico en un ambiente un tanto frío, con los jugadores algo desubicados en la enorme sala Pablo VI.
Un olivo de la paz
Francisco saludó a los jugadores uno por uno y luego posó en el centro del grupo con un balón en las manos. Le fue entregado el trofeo del partido que se disputará más tarde, un olivo de plata, además de un pequeño olivo, símbolo de la paz en el cristianismo, para ser plantado antes del inicio del choque.
Más fotografiado que el papa, Maradona llegó con gafas de sol y en compañía de una treintena de personas. Ofreció a su compatriota una camiseta con los colores de Argentina, le abrazó y le habló al oído.
El partido fue organizado por otro argentino, el exjugador del Inter de Milán Javier Zanetti, un ferviente católico, que tuvo un encuentro con el papa en 2013. «Es una nueva apuesta del papa por la paz», dijo.
Este encuentro forma parte de la estrategia de «diálogo» del papa Francisco, en el momento en que varias guerras tienen motivaciones interreligiosas (Irak, Siria) y dividen incluso a las comunidades cristianas (Ucrania).
Bergoglio, seguidor del club San Lorenzo de Buenos Aires, señaló en varias ocasiones la responsabilidad de los jugadores con respecto a sus jóvenes aficionados, llamándolos a distanciarse del mundo del dinero y de la publicidad y a ser modelos en el plan ético.
Los futbolistas que participan en el partido, la mayoría católicos pero también de otras religiones, han «suscrito un manifiesto» por el que se adhieren a los valores de paz, tolerancia religiosa y diálogo.
La nota discordante la puso el egipcio Abou Treika, que rechazó la invitación debido a que no quería jugar con «sionistas». Arsene Wenger, entrenador del Arsenal, y el argentino Gerardo ‘Tata’ Martino, nuevo seleccionador de la Albiceleste, serán los encargados de dirigir los equipos en el Olímpico de Roma.
Los fondos que se recauden irán a un proyecto educativo querido por el papa Francisco en Buenos Aires, «Una alternativa de vida», que apoya a niños desfavorecidos.