En 1998, Chávez dijo: “No permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle. Y si no, dejo de llamarme Hugo Chávez. Me prohíbo a mí mismo que haya niños de la calle en Venezuela”. En ese entonces el mandatario nacional había declarado que más de 8 mil infantes se encontraban en situación de calle.
Diez años más tarde, en cadena nacional, dijo que ya no había niños que estuvieran, vivieran y durmieran en la calle. En 2008 surgió la Misión Niños y Niñas del Barrio como una medida de protección para los niños y adolescentes en situación de calle y vulnerabilidad. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), para esa fecha había más de 1.000 niños en situación de riesgo social.
Actualmente, el INE no refleja si esta cifra creció o descendió y ningún órgano maneja tal información, tal y como lo constató EL IMPULSO en varias instituciones locales dedicadas a la protección del niño y el adolescente.
El portal www.idena.gob.ve solo revela que existe una “drástica disminución de niños, niñas y adolescentes en situación de calle”. Se desconoce cuántos continúan en la calle y cuántos han sido rescatados, a escala local y nacional.
En 2009, el Ejecutivo nacional llevó a cabo un acuerdo entre la Fundación Misión Negra Hipólita y el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idena) a fin de “erradicar definitivamente el fenómeno de niños, niñas y adolescentes en situación de calle”, con énfasis en los estados Miranda, Aragua, Zulia, Vargas, Lara y Carabobo.
A pesar de las iniciativas, programas, instituciones, leyes, casas de abrigo y centros socioeducativos que procuran la reinserción de los niños y adolescentes en la sociedad, las calles descubren la presencia de infantes que se encuentran expuestos a distintos riesgos, entre estos, adicciones, vicios, explotación laboral, delincuencia y redes de prostitución infantil y juvenil.
En Barquisimeto, la realidad deja ver a niños y adolescentes en varias arterias viales. Las avenidas son escenarios en los cuales nuestros jóvenes se ubican para ganarse la vida. Limpiar los parabrisas de los conductores u ofertar algún producto son el común denominador. Las estaciones de servicio, centro de la ciudad, alrededores del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto, el cementerio viejo e incluso las unidades de transporte público se han convertido en “puestos de trabajo” para los denominados “charleros”, en su mayoría jóvenes que no han podido ser reinsertados dignamente en la sociedad y que se dedican al comercio informal.
La profesora Mireya Vivas, directora general del Servicio de Atención Integral del Niño y el Adolescente del estado Lara (Saina-Lara), considera que existe desconocimiento de la Ley, no obstante, aclara que ello no exime su cumplimiento.
La profesora Noemí Corrales, presidenta del Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente de Iribarren y la abogada defensora Briseida Adjunta, coinciden en que existe una corresponsabilidad de crianza, la cual no sólo compete a los padres ya que todos estamos inmersos en esa función. “Hay evidencia de que estamos fallando en la corresponsabilidad de crianza”, expresó Corrales.
La abogada Indira Suárez, directora del Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Iribarren, sostiene que la sociedad no está asumiendo su responsabilidad.
El Consejo de Protección se dedica a casos individuales y el Consejo de Derecho se encarga de casos colectivos. Este trimestre, la Defensoría ha atendido 83 casos por régimen de manutención y convivencia. El Consejo Municipal de Derecho contabiliza 1.955 casos.
“Actualmente hay mucho niño maltratado y abandonado. Los padres no están con ellos. Padres y representantes deben orientar y vigilar la conducta que por imitación lleva a los muchachos a verse envueltos en situaciones peligrosas, mucho más si no existen valores firmes”, señala Adjunta.
Resalta que por temor a denunciar la gente se vuelve cómplice, lo que convierte al niño y al adolescente en presa fácil de los diferentes factores de riesgo.