A las 10 de la noche del sábado un grupo de nueve amigos se reunieron en la carrera 17 entre calles 5 y 6 del sector Andrés Bello de El Cují, al norte de la ciudad.
Los jóvenes estaban tomándose unos traguitos y compartiendo. Tras haber transcurrido dos horas y media, apareció de forma repentina una camioneta negra dos puertas, de la cual describieron como una Ford Bronco; un solo sujeto se bajó y con pistola en mano comenzó a disparar en contra de los presentes.
Ángelo Antonio Torrealba Faneit (18) recibió un disparo en el cráneo y otro en la espalda, Anderson Osmeiber Alvarado Alvarado (22) le dieron un tiro en la región axilar izquierda y brazo izquierdo y Carlos Luis Vargas Parra (24) quien solo tuvo un disparo en el brazo derecho. Todos fueron llevados hasta el ambulatorio de Tamaca, pero solo Alvarado Alvarado y Vargas Parra fueron remitidos al Hospital Central, porque Torrealba Faneit no soportó y falleció en dicho centro asistencial.
«Yo estaba acostada durmiendo y escuché los disparos, pensé que eran traqui- traquis, pero salí corriendo y observé cuando un hombre se montaba corriendo en la camioneta. Allí estaba mi muchacho tirado en el piso, todavía creí que era jugando, pero cuando lo agarré, que estaba sobre un charco de sangre, me di cuenta que le habían dado un disparo”, relató Luzmila Jiménez suegra de la víctima fatal.
Torrealba Faneit respiraba suave cuando lo montaron en el carro de su suegro junto a los otros dos hombres heridos, Jiménez lo tenía entre sus brazos él suspiró, pero no podía hablar. La dama explicó que la ambulancia tardó dos horas para llevar a los lesionados al Antonio María Pineda.
«Esos dispararon como locos, ese hombre andaba loco y no entiendo por qué, todos los que aquí estaban son personas sanas. Si ya no podemos estar en frente de la casa, entonces cómo vamos a vivir» contó Jiménez en las afueras de la morgue cuando esperaba que le entregaran el cadáver de su yerno.
En la vivienda de Jiménez, lugar donde estaban reunidos quedaron los rastros del ataque. Seis impactos se contabilizaron en la reja y en la puerta de la casa estaban dos más.
Marlyn Torrealba indicó que el fallecido era el tercero de cinco hermanos, había estudiado hasta tercer año, pero siempre se caracterizó por ser el mejor en clases. El joven dejó de estudiar porque se comprometió con la hija de Jiménez cuando apenas tenía 15 años, anhelaba ser padre, pero los delincuentes le truncaron su sueño.
El joven tenía 5 años trabajando como ayudante de albañilería, junto a su suegro. Ahora estaban encargados de la construcción de un galpón en Cabudare, municipio Palavecino.
En cuanto al hecho sangriento funcionarios del Eje Contra Homicidios manejan el hecho como una venganza y seres queridos de la víctima esperan que se haga justicia.
Fotos: Ángel Zambrano