En la campaña presidencial de 2012 el ex presidente Hugo Chávez le atribuyó a su contrincante Capriles la autoría de un documento contentivo de una serie de medidas económicas que el propio Chávez calificó de neoliberales denunciando un supuesto paquetazo económico a ser implementado en el caso de que la MUD ganara esa elección presidencial. ¿Recuerdan? Es más, ese escándalo montado en comparsa por todo el PSUV fue la razón por la cual el diputado William Ojeda decidiera pasarse de bando en plena campaña para volver a las filas revolucionarias y salirse de ese grupo de “derecha” que quería devaluar la moneda, aumentar la gasolina y liberar los precios. ¿Recuerdan?
Bueno, al parecer ese mismo documento apócrifo mostrado por Chávez en cadena hace dos años, fue el mismo que terminó aprobando el PSUV en su reciente Congreso en el que se anunció la implementación de medidas económicas tales como la devaluación de la moneda y el aumento del precio de la gasolina. Queda claro entonces que el episodio de 2012 fue una farsa tipo laboratorio de guerra sucia o campaña negra, ejecutada personalmente por Chávez, quizá porque en el fondo sabía que en ningún caso iba a ser él quien tuviera que tragarse sus palabras ante la historia. El hecho es que en menos de año y medio el dólar oficial ha incrementado su precio en más de mil por ciento (la devaluación más grande de nuestra historia) y se ha generado una inflación anualizada cercana al cien por ciento, mientras que la escasez hace estragos y los servicios públicos colapsan. Pero eso no es todo, ahora los nuevos compañeritos de William Ojeda y el “hijo de Chávez” han anunciado nuevas medidas como el aumento de la gasolina y otra devaluación. O sea, el verdadero paquetazo rojo.
Pero lo grave es que estas medidas que al final paga el pueblo y la clase trabajadora, no servirán de nada hasta tanto no se rectifique el modelo económico fracasado y se reactive la economía estimulando de verdad la inversión privada. Hasta ahora se trata de medidas aisladas para resolver el problema de caja del gobierno que en ningún caso se traducen en soluciones a la crisis. Claro, es más fácil para Maduro pagar el defalco generado por los enchufados cadiveros y sus empresas de maletín, metiéndole la mano en los bolsillos a los más humildes devaluando y aumentando la gasolina. Por eso en vez de investigar las denuncias hechas por su propia gente, cierran fila con los corruptos y ponen al pueblo a pagar los platos rotos. Nada nuevo. Mientras tanto, para cambiarle los cauchos a un carro se necesitan diez salarios mínimos completos.
Quebraron al país en plena bonanza petrolera y nadie es responsable de nada. Luego de quince años de supuesta revolución la clase trabajadora no gana lo suficiente para comer mientras que una nueva oligarquía roja no sabe ya que hacer con tantos dólares chupados al punto que compran medios de comunicación como si de ir al abasto se tratara. ¿Por qué no se dolarizan las prestaciones de los trabajadores para que puedan cobrarlas en divisa a través de Sicad 1 y no pierdan todo el valor de sus ahorros producto de una vida de esfuerzos? No, el presidente “obrero” no gobierna para los trabajadores, sino para los generales y boliburgueses. Lástima que a William Ojeda se le agotaron las vidas en el juego de la talanquera.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
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