Creer en hacer de este mundo un mejor lugar para vivir no es cosa de locos. Gracias a personas como Sarah Collins y sus ingeniosos aportes, ese sueño se vuelve cada vez más real. Su creación, la “Wonderbag”, es una manera de cocinar sin necesidad de gastar electricidad ni gas
Sarah Collins se crió en el sur de África, por lo que ha vivido su vida consciente de los problemas que afectan a las poblaciones de esa región. El conocer y querer aportar su grano de arena para cambiar la situación en la que viven muchas familias, fue lo que la llevó a crear la Wonderbag, en realidad a perfeccionarla, pues recuerda como su abuela solía utilizar cojines para mantener caliente la comida. De este recuerdo y a causa de una problemática energética, le dio vida a esta nueva bolsa la que se ha convertido en un artículo de gran importancia tanto en países desarrollados como en los más desfavorecidos.
Sarah la define como una simple y revolucionaria olla de cocción lenta. No necesita combustible, no se enchufa a la corriente eléctrica y puede hacer cualquier receta de cocina a fuego lento, tales como guisos de carne, de legumbres, curris, entre otros. Pero en realidad es una bolsa portátil cuya función es retener el calor, lo que permite cocinar sin consumir recursos, más que los necesarios para llevar el guiso a un punto de ebullición, permitiendo así el ahorro de recursos, dinero y tiempo. Según Collins, “este medio de cocción fue desarrollado para ayudar a los países más pobres y para aliviar los impactos sociales, económicos que se padecen a nivel mundial”.
La innovadora bolsa es muy fácil de usar, lo primero que se hace es llevar el guiso a su punto de ebullición en el fuego, cuando se llega a ese punto se retira la olla (preferiblemente de hierro y con tapa que ajuste bien) y se introduce en la bolsa bien sellada, ésta se encargará de terminar la cocción lentamente (se habla de entre 4 y 12 horas, según la receta), sin necesidad de ningún tipo de combustible.
Este método también reduce las emisiones de CO2, los humos tóxicos, la deforestación (pues no es necesario consumir tanta leña) y entre otras cosas, evita el desperdicio de alimentos, un ejemplo de esto es lo que sucede en África, donde se pierden muchos alimentos de primera necesidad porque se queman al cocinarlos en fogones no regulados o en recipientes no apropiados.
A pesar de que su creación buscaba solventar problemas que pueden afectar a familias que viven en situación de pobreza, este producto está siendo requerido por un gran público que valora el ahorro y el cuidado al medio ambiente, ya que con él se reduce el consumo de recursos, desde leña hasta agua, pues provoca menor evaporación de líquido lo que implica menos agua para cocinar.
Son tantos los beneficios que aporta este nuevo diseño de cocina lenta, que las ventas se han disparado en distintos países, como Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica. De hecho, actualmente más de 600.000 hogares cuentan con una Wonderbag, lo que resulta en un gran logro para todos aquellos que al igual que Sarah desean aportar su granito de arena para hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
