El Gobierno del derrocado líder libio Muammar Gaddafi llevó adelante un programa encubierto para esconder armas en embajadas libias en varias partes del mundo, dijo el jueves un funcionario de la nueva administración en Trípoli.
Entre las armas había revólveres, granadas, materiales para la fabricación de bombas y fueron enviadas usando los permisos diplomáticos. Pudieron haber estado destinadas para su uso en homicidios de disidentes libios en el extranjero o para operaciones contra los países que alojaban las misiones.
La escala del plan está emergiendo ahora por primera vez, mientras el nuevo Gobierno en Trípoli se instala luego de que la revuelta del año pasado contra Gaddafi le permitiera ir tomando control de las embajadas y hallar las armas, dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de Libia, Mohammed Abdul Aziz.
Funcionarios de Gaddafi enviaron las armas a «muchos países. En Africa, en Asia, en Europa. No ocurrió sólo en uno o dos países», afirmó Abdul Aziz en una entrevista con Reuters.
«Nadie sabe cuál era el plan (…) Honestamente, todo es posible con el antiguo régimen», agregó.
Abdul Aziz está seguro de que se trató de un plan elaborado desde el interior el Gobierno de Gaddafi.
Cuando le preguntaron si las armas fueron escondidas en las embajadas libias como parte de una operación coordinada concebida dentro del régimen, respondió: «No tengo ninguna duda».
Durante sus 42 años en el poder, Gaddafi fue varias veces acusado de exportar violencia.
El ataque en 1988 de un avión estadounidense en la localidad escocesa de Lockerbie y el asesinato en 1984 de la policía británica Yvonne Fletcher fuera de la embajada libia en Londres fueron algunos de los casos más prominentes.
El hecho de que los funcionarios de Gaddafi hayan guardado las armas en las embajadas hasta el año pasado sugiere que el líder seguía planificando asesinatos en el exterior, incluso después de que renunció a la violencia en la década de 1990 y los Estados occidentales restablecieron las relaciones diplomáticas con Trípoli.
Diplomacia con armas
En los últimos seis meses, mientras las fuerzas leales a Gaddafi perdían el control de las embajadas extranjeras, se reportaron los hallazgos de armas en las capitales de Grecia, Egipto y Marruecos.
Los medios locales informaron que el descubrimiento en Atenas, en febrero, incluyó 30 revólveres, dos subametralladoras, 15 kilos de explosivos plásticos, detonadores, dos granadas de mano, silenciadores y equipamiento para hacer escuchas telefónicas.
Entre las armas encontradas en Rabat había trampas explosivas y granadas propulsadas con cohetes, según un diario marroquí.
El viceministro de Relaciones Exteriores dijo que los hallazgos anunciados hasta el momento eran apenas la punta del iceberg, aunque agregó que no podía dar una lista de los países donde las embajadas libias tenían arsenales de armas.
También señaló que no creía que se hubieran encontrado armas en la misión en Estados Unidos, pero que sí se descubrieron en embajadas de otros Estados de la Unión Europea además de Grecia, al igual que en otros continentes.
«Hallamos una variedad de armas. Hay pistolas, granadas de mano, elementos químicos (…) para fabricar ciertos tipos de granadas artesanales, no son armas químicas, son componentes químicos», explicó.
El funcionario señaló que las embajadas libias que encontraron armas en sus instalaciones estaban negociando acuerdos con los Gobiernos de los países anfitriones para entregar el material o devolverlos por medios legales a Libia.
«Hay países que aceptaron la idea de admitir esas armas, aún tenemos algunas embajadas con las que tenemos que llegar a un acuerdo con el Gobierno anfitrión», dijo Abdul Aziz.
«Somos muy transparentes, no tenemos nada que esconder en este momento, pero el caso es que hay algunas armas», añadió.
De acuerdo a la Convención de Viena -el tratado internacional que gobierna las misiones diplomáticas-, los Gobiernos tienen poca autoridad para evitar que las embajadas extranjeras oculten armas.
Un Estado anfitrión no tiene el derecho de examinar las instalaciones de una embajada. El tratado establece que los bienes enviados a y desde la embajada en un bolso diplomático deben contener únicamente documentos o artículos para uso oficial, pero los paquetes no son analizados ni detenidos.
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